jueves, 23 de junio de 2016

¡DIOS, ESCUCHA NUESTRO CLAMOR!

Por Misael  A Reyes Bonilla

Genesis 2: 23

 “…y subió a Dios el CLAMOR de ellos con motivo de su servidumbre”. 


El diccionario define la palabra clamor como  (1) “Conjunto de voces y gritos proferidos con vehemencia por una multitud, en especial para quejarse de algo, pedir algo o aclamar a alguien”. (2) “Gritos de dolor o queja.”

Muchas son las razones por las cuales vivimos angustiados y sentimos en nuestro ser el peso del dolor. Familias que sufren los rigores del hambre, de la discriminación. Pueblos azotados por tormentas y otros embates de la naturaleza. Países sometidos a dictaduras oprobiosas y además viven la zozobras causadas por grupos terroristas que los torturan y los asesinan sin piedad. Pero como si esto fuera poco, potencias que abusando de su poderío militar, subyugan pueblos, invaden naciones, siembran pánico y destruyen países enteros sin importarles el dolor de hombres,  mujeres y niños.
Desde tiempos antiguos, los débiles han sido sometidos por los más fuertes, esclavizándolas a vivir vidas miserables.

El pueblo de Israel es un caso típico de lo que he venido planteando en esta breve reflexión. Fue esclavizado por un poder brutal y diabólico que los maltrataba y los sometía a  duras faenas y fuertes torturas, hasta que un día  “subió a Dios el CLAMOR de ellos con motivo de su servidumbre” y Dios desde los cielos oyó sus angustias y empezó en ellos un proceso de liberación, empezando por el llamado de Moisés para que dirigiera estas operaciones divinas. (Ex 3: 1 – 10ss). Con mano poderosa Dios cumplió su promesa de rescatarlos de ese yugo y llevarlos a una tierra que “fluya leche y miel”. (Ex 12: 51)

El mundo está en turbulencia, las naciones viven en tensiones, hay temor en las familias. Estamos viviendo tiempos angustiosos, donde el temor se ha adueñado de cada persona. Todos andan con la extraña sensación a ser atacado, y agredidos. No hay sentimientos en el corazón de las personas, “todo designio de los pensamientos del corazón de ellos ES de continuo solamente el mal.” (Gen 6: 5). Este es el panorama del día de hoy, días violentos y sombríos. No hay un mensaje esperanzador. Las noticias que nos traen los medios de comunicación son tristes y llenas de tragedias.

Mientras tanto, seguimos aguardando el día cuando Dios nos libere de todos nuestros temores y angustias,  “para que podamos vivir una vida tranquila y sosegada con toda piedad y dignidad.” (1. Tim 2: 2.)


Nuestra oración incesante es: ¡Dios, escucha nuestro clamor!  Seguros estamos que  “mi Dios suplirá todo lo que os falta conforme a sus riquezas en gloria”. (Fil 4: 19.)