Rev. Julio Ruiz, pastor
Mensaje de Mayordomía
“Sobre poco has sido fiel, sobre mucho
te pondré”
(Mateo 25:14-30)
INTRODUCCIÓN:
¿Cuál de las parábolas de Jesús es la más famosa? Bueno, si queremos hablar del
amor del Padre celestial, ninguna como la del “hijo pródigo”. Aquella que fue
llamada: “El mundo del cuento más perfecto”. Si queremos encontrar cuál es la
más tierna de todas ellas, ninguna como la parábola de la “oveja perdida”,
conocida también como la “parábola del amor”. Allí, la manera como el pastor se
entrega a buscar la oveja perdida, es simplemente única. Y si usted me
preguntara cuál es la historia más reconfortante para los desamparados y para
los que preguntan si hay vida después de la muerte, yo le diría que la historia
del “rico y Lázaro”, por ser tan conmovedora en su enfoque de presentarnos la
miserable vida de Lázaro y la opulencia y el egoísmo del rico, para verlos al
final en dos estados totalmente distintos. Pero si usted me pregunta cuál es la
parábola de la “matemática del cielo”, y la más práctica de todas ellas, tengo
que hablarle de la “parábola de los talentos”. Un estudio de la misma nos
muestra que ella está diseñada para nuestra
cotidianidad. Nos muestra hasta dónde somos buenos administradores de todas las
bendiciones que el Dueño nos ha dado. La parábola nos dice que Cristo no tiene
siervos para que estén ociosos: ellos han recibido de él “sus bienes” y somos
llamados a administrarlos. Pero también que el día de rendir cuentas llegará,
donde seremos examinados en cuanto a lo que
hicimos para su reino, nuestra alma y
para nuestro prójimo. El final de esta parábola nos dice que el siervo
perezoso está sentenciado a ser privado de su talento. De esta manera vemos que
no importa si lo que tengo es un talento, el Señor espera que sea fiel y en el
día de dar cuenta que sea elogiado por el trabajo. Es obvio que la parábola nos
muestra el desborde de la gracia del cielo, pues mientras dos de los tres
hombres traen la ganancia de su negociación, considerada como “fiel en lo
poco”, el Dueño concede una abundante recompensa. ¿De qué se trata esa especie
de “matemática del cielo”? ¿Por qué nuestra fidelidad nunca igualará a las
recompensas del cielo? A luz de esto, consideremos la importancia de ser fiel
en lo poco. Dios no pide más que eso. El resultado es que “sobre mucho te
pondré”.
I.
¿QUIÉN
ES EL DUEÑO DE LO MUCHO?
1.
Es uno que está en un largo viaje v. 14. La presente
parábola está enmarcada dentro del discurso del Señor acerca del fin de esta
era y su segunda venida. Por lo tanto no es difícil interpretar que el hombre
que se fue lejos es el Señor Jesucristo. El “largo viaje” es una clara
referencia al tiempo desde su ascensión allá en el monte de los Olivos hasta
nuestro tiempo. La parábola utiliza la figura de un hombre rico, sobre todo por
el valor de los talentos, que se fue hacer sus negocios al mejor estilo de
aquellos hombres orientales. Me pregunto
a veces, ¿Qué estará haciendo el Señor en este largo viaje de más de dos mil
años? ¿Cómo serán sus negocios, sobre todo los que hace con su Padre celestial?
Y la verdad es que no es necesario especular mucho para llegar a la conclusión que hay dos aéreas donde nuestro “viajero
lejano” ha ido a negociar. A sus entristecidos discípulos le dijo: “Voy, pues,
a preparar lugar para vosotros, para que donde yo esté vosotros también
estéis”. Pero hay algo más aún. Habrá nuevos cielos y nueva tierra donde vamos
a vivir. ¿No es maravilloso pensar que en este “largo viaje” nuestro Señor está
preparando todo para dar la bienvenida a aquellos que en lo poco han sido
fieles?
2. Es uno
que dispone de muchos siervos v.14b. En
esta parábola nada puede contarse como propiedad particular. Tanto las
bendiciones (talentos), como los hombres mismos son del dueño. La palabra
“siervo” equivale a esclavos. Eso eran ellos, ni más ni menos. Tal condición
acentuaba más la posición que tenía el dueño sobre ellos. Al ser vendidos,
todos perdían su identidad y su nombre. Luego de esto, ellos tomaban la
decisión de pertenecer a su amo de por vida, llegando a ser su exclusividad.
Esto marca una gran diferencia en este relato. En la vida cristiana la
situación llega a ser la misma. Todos nosotros somos siervos a quienes Dios ha
dotado de múltiples bendiciones. Y él ha tenido la confianza de depositar en
nuestras manos sus bienes cuando ascendió a los cielos. Pero a diferencia de
los amos terrenales, que tratan a sus siervos como simples objetos, Dios nos ha
bendecido con lo que nos ha dado. De esta manera nosotros reconocemos que “todo
es tuyo, y de lo recibido de tu mano te damos” (1 Cro. 29: 14)
3. Es uno
que confía sus bienes v.
15. Lo primero que debe notarse es que la persona que toma la iniciativa en el
llamado es el Señor de los siervos. Él es un dueño que confía plenamente en
ellos. Note lo significativo de las palabras: “les entregó sus bienes”. Hay en
esto una gran dosis de confianza. ¡Qué tentación será manejar tan grande suma de dinero! Los cálculos
para un “talento”, que al principio se conocía como un peso de medir,
equivalían al trabajo de un jornalero por muchos años. En moneda comercial, hoy
sería simplemente “mucha plata” que el dueño entregó a sus tres siervos. Pero más que verlo en el contexto del dinero,
los talentos llegan a ser todas las formas cómo el Señor nos “ha confiado sus
bienes”. Póngale acá sus capacidades,
sus hijos e hijas, su tiempo, su trabajo, sus dones espirituales y
cualquier otro “tesoro” que se la haya entregado. Los “talentos” han sido dejados en manos de
sus siervos con la esperanza que ellos pusieran a producir sus bienes. Hay en
esto un sentido de asombro y de alegría. El Señor vino y se fue, pero confía
que el negocio que comenzó no se detenga. ¡Qué inmenso honor se nos ha
concedido! ¡Qué privilegio representar a tan distinguido Dueño! ¿Cómo
administraremos las bendiciones dadas? ¿Qué tan fiel seremos? ¿Qué diremos
cuando regrese?
II.
¿POR
QUÉ SIEMPRE SEREMOS FIELES EN LO POCO?
1. Aunque
recibamos cinco talentos. Esta
parábola tiene algo curioso. Por un lado se escogen solo tres siervos en medio
de muchos que seguramente tenía aquel amo. Por otro lado, en la distribución de
los talentos no hay orden progresivo, pues se suponía que si al primero le
dieron cinco, al segundo le correspondían cuatro y al tercero tres. Sin embargo
la distribución fue de 5, 2 y 1. ¿Qué hay en todo esto? ¿Por qué esta aparente “discriminación”?
¿A qué se debe que Dios no ha dado a todos los hombres talentos semejantes? Bueno,
no le preguntemos a Dios eso, él es
soberano y tiene derecho de hacer lo que quiera con lo suyo; por lo
menos eso es lo que nos dice Romano 9:20. Pero el sentido de esta
“discrepancia” es que Dios ama la variedad. El cielo, la tierra, el mar y todo
en general está lleno de diversidad. ¿Se imagina que todos fuéramos iguales? ¡Qué
aburrido sería el mundo si todo fuera igual! Dios ha dado cinco talentos a algunos hombres debido a
sus capacidades. ¿Qué espera él de
ellos? ¡Qué sea fiel! Observe que si este primer siervo hizo lo correcto en la
duplicación de los talentos, ¿por qué el Señor no le dijo: “En lo mucho has
sido fiel”? ¿No eran cinco talentos? Es que jamás podremos ser fieles en lo
mucho.
2. Aunque
recibamos dos talentos.
El que uno haya recibido solo dos talentos significa que algunos hombres y
mujeres son poco talentosos. Hay hombres que de repente se sienten muy
inteligentes y de grandes éxitos y presuponen que todos los demás deberían
tener los mismos resultados. Pero la verdad es otra. Esto lo vemos en la vida
de la iglesia. Bien pudiera juzgarse a ciertos miembros que son mujeres y
hombres piadosos y sinceros, pero que no tienen un poder de atracción, y hasta
se les cataloga como holgazán y perezoso porque no hacen muchas cosas para la
causa del reino. Pero, ¿nos hemos puesto
a pensar que tales hermanos sólo tengan poco talento, y están haciendo el mejor
uso del que tiene y por tanto no debieran ser censurados por la pequeñez de lo
que son capaces de lograr? No podemos exigirle a un hermano que produzca cinco
talentos cuando Dios lo único que le dio
fueron dos. Dios no juzgará a los hombres por las capacidades que no les haya
dado. Su juicio siempre será de acuerdo a
su fidelidad. Vea que el hombre que recibió dos talentos no se acomplejó
por el que tuvo cinco. De inmediato negoció otros dos talentos más. Él vino con
el mismo entusiasmo que el otro. Él no tuvo envidia del otro, simplemente
administró bien lo recibido. Eso es lo que al final Dios busca. Ahora observe
el mismo elogio: “Sobre podo has sido fiel, sobre mucho te pondré”. ¿No es esto
asombroso?
3. Aunque
sea un solo talento.
No tenemos idea de las características de estos tres siervos que vinieron
delante del amo a recibir cada uno sus dones. Bien pudiera nuestra imaginación
trasladarse hasta ese momento y ver el rostro, el cuerpo y la capacidad de cada
uno, y llegar a la conclusión que el hombre a quien Dios le dio un talento,
tenía cara de cansancio, flojera, desánimo, pesimista y cuestionador. Pero
independientemente de esos rasgos, el dueño le dio también a él por lo menos un
talento. Esto comprueba que aunque Dios es soberano en otorgar sus bendiciones,
no dejará a ninguno de sus siervos sin que participen de sus dádivas. Por otro
lado, bien puede el que recibió un solo talento ser la descripción que Pablo
hace de lo que Dios escogió del mundo para glorificarse a través de ellos: “sino
que lo necio del mundo escogió Dios, para avergonzar a los sabios; y lo débil
del mundo escogió Dios, para avergonzar a lo fuerte; y lo vil del mundo y lo
menospreciado escogió Dios, y lo que no es, para deshacer lo que es…” (1 Cor.
1:27, 28). Al parecer Dios recibe algunas veces mayor gloria de lo pequeño
que de lo grande. Que nadie se sienta mal porque ha recibido un solo talento.
Adminístrelo y sea fiel.
III. ¿CÓMO SERÁ
EL DÍA PARA ENTRAR EN EL GOZO DEL SEÑOR?
1. Será un
día de satisfacción (v. 16, 17). El
hombre que recibió los cinco talentos, en seguida comenzó a negociar. Por
cuanto sabía que el Señor le había confiado mucho, él no podía darse el lujo de
desperdiciar una oportunidad para hacer crecer el negocio de su señor. Lo mismo
hizo el que había recibido dos. Por cuando no sabían el tiempo en el que su
dueño vendría otra vez, toda su atención estaba concentrada en cómo duplicar lo
recibido. Y el día llegó. Sin previo aviso el amo regresó del largo viaje. El
texto así lo expresa: “Después de mucho tiempo vino el señor de aquellos
siervos, y arregló cuentas con ellos” v. 19. Para estos dos siervos aquel
encuentro tuvo que ser muy emotivo. El talento era equivalente a unos 34 kg de
plata, lo que era lo mismo a un sueldo de un obrero ordinario durante quince años.Si esto es así, el primer siervo le
entregaría a su amo 170 kg de plata y el otro 68 kg. La ganancia fue de 100%.
El gozo para ambos no podía ser mayor. Amados esta es la verdad del evangelio.
No importa cuántos talentos tengamos, tenemos que negociarlo para cuando Cristo
venga. ¿Tendré la satisfacción de haberlo duplicado?
2. Será un
día de premiación (v.21, 23). Las
palabras del dueño son conmovedoras. A los dos primeros les dijo: “Bien,
buen siervo y fiel; sobre poco has sido fiel, sobre mucho te pondré; entra en
el gozo de tu Señor”. Lo primero que vemos es un elogio al carácter y a la
dedicación. La dedicación para que los talentos fueran duplicados implicó
disciplina, constancia, trabajo, esfuerzo y dedicación. Y para que todo esto se
diera, la nota distintiva de ambos siervos fue su fidelidad. Aunque los
talentos equivalían a una monumental suma de en oro o plata, el amo les dice
“sobre poco has sido fiel”. Así actúa el Señor. Amados hermanos, la premiación
que un día hará el Señor no será por las veces que asistí a la iglesia,
participé en alguna actividad, me destaqué con mi canto o por mi enseñanza. La
sentencia será: “Sobre poco has sido fiel, sobre mucho te pondré”. Es la
fidelidad, y no mi religiosidad, la que al final será tomada en cuenta. ¿Y cuál
es la premiación? Si somos fieles en lo poco el entonces nos dirá: “Sobre mucho
te pondré”. Aunque el contexto de la parábola nos habla de la segunda venida de
Cristo, y esta premiación pareciera estar preparada para esa ocasión, debemos
seguir el principio que nos dice sobre “mucho te pondré”. ¿A caso no es cierto
esto? ¿No son acaso a los hombres fieles a los que Dios usa sobremanera?
¡Déjese usar más por él, siendo fiel! ¡No pierda su bendición y la premiación!
3. Será un
día de lamentación (v.
24-30). Algunos han considerado que el tema central de la parábola recae sobre
el “siervo malo y negligente”, pues de los dieciséis versículos que contiene,
once tienen que ver con él. Bueno, como quiera que sea, esta parte final del
relato es muy gráfica y descriptiva. El día también llegó para este siervo.
Como era justo, el amo le pidió que le rindiera cuenta sobre lo que había hecho
con el talento dado. Y, ¡qué pena! Lo de este siervo fue un lamento desde que
su señor lo increpó, hasta llegar al lamento eterno. Este siervo cometió dos
graves pecados: uno de omisión y otro de comisión. El de comisión que consistió
en una descarada desobediencia al esconder el talento y ni siquiera ponerlo a
ganar intereses. El de omisión, por ignorar el carácter del amo. ¿Cuál fue el
resultado? Perdió los privilegios y la bendición. Su final no pudo ser más
trágico. Lo cierto es que las bendiciones que no se invierten terminarán
dándoselas a otros. Si usted no es fiel con su talento, no se queje si Dios se
lo da otro. Y si al final será grato escuchar: “Bien, buen siervo y fiel…”, las
peores palabras que jamás quisiéramos oír serán: “Siervo malo y negligente”.
¿Cuál de estas palabras escuchará al final?
CONCLUSIÓN:
Una ilustración
cuenta que cuando
comenzó la construcción de una grandiosa catedral, un ángel vino del cielo y
prometió dar un gran premio a la persona que hiciera la mayor contribución al
santuario ya terminado. A medida que el edificio se elevaba, la gente especulaba
acerca de quién ganaría el premio. ¿Sería el arquitecto? ¿El contratista? ¿El
carpintero? ¿Los artesanos expertos en oro, acero, latón y vidrio? ¿Quizá el
ebanista encargado de hacer el emparrillado que iría cerca del altar? Debido a
que cada uno de los trabajadores hizo su mejor trabajo, la catedral se
convirtió en una obra de arte. Pero cuando llegó el momento de anunciar al
ganador del premio, todos se quedaron sorprendidos. Se entregó a una anciana
campesina mal vestida. ¿Qué es lo que ella había hecho? Todos los días,
fielmente había llevado paja para que comiera el buey que acarreaba el mármol
que usaba el escultor. “Sobre poco has
sido fiel, sobre mucho te pondré…”. A luz del mensaje de hoy, ¿es usted
fiel en lo poco? ¿Le gustaría escuchar cuando regrese el que ha ido lejos
“entra en el gozo de mi Señor”?.
hermoso tema muchas bendiciones del señor Jesucristo para ti y tu familia
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