Por: MISAEL REYES
"Por
amor a ti, Sión, no me quedaré callado; por amor a ti, Jerusalén, no descansaré
hasta que tu victoria brille como el amanecer y tu salvación como una antorcha
encendida." (Isaías 62: 1.)
Estas palabras
corresponden a ISAIAS, Profeta de Judá. Su nombre significa «Yahvé es
salvación». Su actividad se desarrolló sobre todo durante los reinados de Acaz
y de Ezequías (736-687).
Por
ahora solo me interesa reflexionar en la profundidad e implicaciones que
tienen estas palabras para nosotros en el día de hoy.
Deduzco
por la pasión con que ISAIAS pronuncia estas palabras; que
la situación que vivía el pueblo de Israel en aquel
entonces, era muy difícil desde todo punto de vista. Una profunda
crisis moral, social, política y religiosa; copaban la escena de
aquel entonces. Es obvio por la firmeza con que asume el reto de
no descansar hasta ver que la justicia brille como el amanecer.
Hoy
esas palabras siguen haciendo eco en nuestros oídos. Vivimos en un mundo
de muchas complejidades. La maldad rebaso toda la capacidad humana para
solucionar sus problemas.
El
mundo está en crisis. Las tensiones internacionales crecen cada día y
los líderes políticos se sienten impotentes para dar respuestas a la
angustia que viven los pueblos, aun las mayores potencias mundiales. Ahora
mismo estados Unidos vive una de las peores crisis de su historia, lo mismo
esta sucediendo en los países Europeos. Economías que se
consideraban solidas, ahora están en bancarrotas. Sus líderes
Viven reuniéndose en grandes cumbres para buscar soluciones urgentes
a la crisis que los afecta a todos, pero de allí salen peor que como
entraron. No hay acuerdos.
Hoy se
necesitan hombres y mujeres del calibre y el liderazgo de Isaias, hombres y
mujeres con un corazón como el de Jesús, que asuman el
reto de no descansar, hasta que la justicia brille como el amanecer.
En
este sentido, todo nuestro esfuerzo, debe apuntar hacia la de restaurar
y reconstruir todo aquello que se ha derrumbado; desde lo más
sencillo hasta lo más complejo. No solamente desde la perspectiva humana, sino
desde la perspectiva espiritual. Si se logra restaurar la mente y
el corazón del individuo, el mundo va a experimentar cambios
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