Por: Misael Asarías Reyes Bonilla.
Mateo 27: 26. “Entonces les soltó a Barrabás;…”
La inclinación del ser humano ha sido siempre hacia el mal. Hay gentes que viven planificando y ejecutando maldades, asesinatos, robos y no les importa para nada la paz.
Salmos 10:4 El malo, por la altivez de su rostro, no busca a Dios;
No hay Dios en ninguno de sus Pensamientos.
Barrabas era una persona con un prontuario criminal muy alto:
responsable de alborotamiento, asesinato y robo. Era un delincuente de alta peligrosidad que
sembraba el terror entre los pueblos. Se merecía la cruz por sus actos
vandálicos. Sin embargo no fue así, fue absuelto por Pilatos por presión de un
pueblo enardecido y ciego. Esto describe exactamente a la sociedad actual.
Lucas 23: 18. Pero todos gritaron a una
voz: --¡Llévate a ése! ¡Suéltanos a Barrabás!
Barrabas es la
personificación del estado de podredumbre moral y espiritual que vive la
humanidad. Barrabas es todo lo opuesto al bien, es el egoísmo que se entroniza
en la vida de las personas y los hace como animales irracionales, que devoran
todo aquello que les huele a santidad.
Vivimos en un mundo
que ha preferido las marramuncias de Barrabas y ha rechazado la bendición y las
misericordias de un Cristo que ofrece su vida por ellos.
Barrabas anda
suelto por todo el orbe, sembrando pánico y violencia. No les importa cuántos
niños tengan que pasar hambre y necesidad con tal de llenar sus aspiraciones de
poder. A Barrabas no le importa cuantos pueblos puedan quedar destruido con tal
de mantener su hegemonía diabólica en el mundo.
A Barrabas no le importa cuando
tu y yo tenemos que amanecer en una cola para traer un poco de alimento a la
familia y venirnos con las manos y el estomago vacio.
Cuantos hoy siguen
esgrimiendo la misma consigna de hace más de 2016; años pidiendo a gritos que
le ¡suelten a Barrabas! Y que crucifiquen a Jesus que es la paz. Los líderes
del mundo siguen ahora mismo codeándose con Barrabas para seguir galopando por
el planeta sembrando penurias llanto y dolor y quitar la paz de la tierra, de nuestra América,
de nuestros pueblos.
que bonita reflexión, bendiciones del altísimo Dios, un abrazo a la distancia
ResponderEliminar