Por: Misael Asarias Reyes Bonilla
Cuando se juntaron contra mí los malignos, mis angustiadores y mis
enemigos, Para comer mis carnes, ellos tropezaron y cayeron.
Esto es lo que podríamos
llamar “una alianza diabólica” con el fin de sembrar zozobra en el ser humano.
Son comparables aquí como bestias salvajes que devoran a su presa sin sentir
ninguna compasión.
Los angustiadores en
el antiguo testamento, eran enemigos del pueblo de Dios y se oponían al avance
y a la conquista de este de la tierra prometida y utilizaban para lograr sus
propósitos, cualquier tipo de estrategia, chantaje o su fuerza militar Hacian grandes
alianzas con otros reyes para tratata de destruir a quienes no se sometían a
sus intereses o ideas. Hay algunas citas que confirman esta verdad. (Salmos 6:7; 7:6;
23:5; Isaías 51:23).
Eran crueles, implacables e Infundían temor y miedo a
través de sus fuerzas, su poder militar, intimidación y posición religiosa.
El apóstol Pablo se topo en casi todo su ministerio con este
tipo de intimidación a los que definió como “huestes espirituales de maldad”.
En muchas oportunidades sintió el rigor de sus asechanzas por todas partes que
trataban de detener el avance del evangelio. Estos angustiadores tenían
múltiples formas de desarrollar sus tácticas diabólicas,
Hoy se ha puesto de moda en el mundo lo que se llama la técnica del rumor, que
consiste en echar a correr ciertas informaciones para generar malestar en la
población.
Las redes sociales se han convertido en la punta de lanza de
los movimientos políticos, gobiernos y grupos extremistas, para crear
desconcierto, zozobra y angustia entre las personas.
Los políticos y los que les sirven de TRAMPOLINES, se prestan para esparcir su veneno al mayor número de
víctimas para causar desesperación, temor y miedo.
Estos angustiadores cual aves de rapiñas atacan a sus presas
para arrancar sus carnes sin importarle el dolor que puedan causar, porque son
irracionales e insensibles.
Esta práctica se ha hecho muy común entre creyentes de echar
a rodar mensajes o cadenas que llenan de angustia y desesperación a las
personas.
Ante tales rumores, los cristianos debemos poner toda nuestra
esperanza en Dios. Nada debe alarmarnos porque nos asiste Dios y, sus promesas
de protección, vendrán sobre su pueblo. Debemos estar confiados que estas
alianzas diabólicas tropezaran con sus propios rumores y sus palabras serán como
fuego que me sus conciencias mezquinas y enfermas.