Juan 20:
11 Pero
María estaba fuera llorando junto al sepulcro; y mientras lloraba, se inclinó
para mirar dentro del sepulcro; 12 y vio a dos ángeles con vestiduras blancas, que estaban
sentados el uno a la cabecera, y el otro a los pies, donde el cuerpo de Jesús
había sido puesto. 13 Y le dijeron:
Mujer, ¿por qué lloras? Les dijo: Porque se han llevado a mi Señor, y no sé
dónde le han puesto.
La
resurrección de Jesús constituye la prueba determinante de su poder. Las puertas
del infierno no pudieron contenerlo y se levantó con gloria y majestad ante los
ojos atónitos del pueblo, el asombro de sus discípulos y espanto de sus
verdugos.
Fue
la estocada final a la muerte, la confirmación de la profecía bíblica y el
renacer de la esperanza para los que creían que todo estaba perdido, fue el
cambio del llanto por la alegría, de la muerte por la vida, de la duda por la
fe.
La
resurrección de Jesús de entre los muertos, nos da esperanza y fuerza para
seguir avanzando por en medio de las pruebas, en la seguridad que, así como él
se levantó de la tumba fría, todos los que hemos abierto nuestro corazón a sus
promesas, también podremos romper los sepulcros para reinar para siempre con el
junto a su Padre.
No hay comentarios:
Publicar un comentario