martes, 1 de mayo de 2012

EL ESPEJO DEL ALMA

Este es el segundo escrito del pastor JULIO RUIZ. El pastor Julio junto a su esposa Carmen ejerceieron su ministerio en  Vancouver, Canada,  por unos 9 años.  Ahora estan en Virginia, EE.UU por casi 6 años, pastoreando en Columbia Baptist Church de la ciudad de Falls Church.
  POR: JULIO RUIZ 
Santiago 1:19-27

INTRODUCCION: El espejo es el lugar donde vamos por lo menos una vez veces al día para ver nuestros rostros. Algunos lo hacen con más frecuencia, dependiendo de su necesidad para verse mejor. Pero la verdad es la misma. El espejo no miente. Por más que nos adornemos, el reflejo de lo que de allí sale será el mismo. A través de los años la verdad revelada en el espejo será mayor. Nos mostrará una cara más arrugada. Unas ojeras más abultadas. Una cabeza más pelada o un cabello más gris. Pero quiero decirles que “si nuestro hombre exterior se va desgastando”, nuestro hombre interior puede cambiar su imagen cada vez que nos vemos en el “espejo del alma”, la palabra de Dios. La palabra de Dios, en efecto, es el espejo moral que el Espíritu Santo usa para que podamos vernos como realmente somos. Por cierto que esa vista que obtenemos no es sobre la base de nuestra propia experiencia, o de la opinión de otros, sino en la forma como finalmente Dios nos ve. Pero a diferencia del espejo, donde nos miramos la cara, no vamos con frecuencia al “espejo del alma” para ver allí el reflejo de nuestra condición espiritual. La verdad dolorosa es que no se está leyendo la Biblia. Y no es porque no se tenga una Biblia. La Biblia está presente en casi todos los hogares cristianos. El problema es que no se lee y se aplica. Así que el asunto no es que la Biblia sea irrelevante, sino que no se acaba de leer, comprender y aplicar a la vida diaria. Hay una gran urgencia por volver a la palabra según la visión de Santiago. El énfasis del medio hermano de Jesús es convertir lo que oímos en una práctica cotidiana. Necesitamos vernos en este “espejo del alma” para cambiar nuestras vidas.

I. LA PALABRA DE DIOS COMO ESPEJO DEL ALMA NOS INVITA A DARLE LA BIENVENIDAD CON HUMILDAD (vv. 19-21)

Una bienvenida como si se tratara del mejor huésped en la vida. Aquí Santiago nos dice: "recibid con mansedumbre" o "aceptar con humildad la palabra sembrada en ustedes". La palabra traducida como "recibir" significa literalmente "dar la bienvenida". ¿Cómo hacerlo?

1. Aprendiendo a escucharla bien. Tenemos que ser rápidos para escuchar la Palabra de verdad. "Veloz o rápido para oír" es una referencia para tener un oído alerta. Santiago no está hablando de oír con nuestros oídos físicos la palabra de Dios, sino escuchar lo que Dios nos dice por ella. "Pronto para oír", describe un corazón atento, escuchando lo que Dios quiere decirnos. Aquí hay algo que debe afirmarse. A menudo Dios está tratando de comunicarse con nosotros. Pero pudiera ser que mis oídos físicos escuchen su Palabra y, sin embargo en realidad no oírla. No basta concentrarse en los hechos, debemos poseer un una actitud correcta de nuestro corazón al escuchar los hechos. Pero ¿cuáles son las cosas que nos impiden escuchar?

2. Una lengua no controlada: " tardo para hablar". Una de las cosas que nos impide escuchar es que tenemos que ser lentos para hablar. No se puede ser un buen oyente si usted está hablando todo el tiempo. Cuando Dios repartió las partes del cuerpo, nos dio dos oídos y una boca. Eso tiene que decir algo. No nos dio dos bocas y un oído. A menudo, no oímos lo que alguien nos dice, porque no estamos escuchando. Considere el caso de nuestras esposas. Ellas nos hablan e insisten sobre algo que es importante, pero como no le prestamos atención a lo que nos dice, tenemos que volver a preguntarles después. No somos rápidos para escuchar cuando se trata de poner atención a lo que otros están tratando de decirnos. Así actuamos con Dios.

3. Una actitud calmada: “lento para la ira" La segunda cosa que tenemos que hacer es cultivar un espíritu apacible. Santiago nos dice que debemos ser “lentos para la ira” porque en "la ira del hombre no obra la justicia de Dios". El enojo es contrario a la vida justa que Dios quiere. Así que necesitamos calmarnos. Cuando usted se enoja, usted no puede comunicarse con coherencia. Seguramente usted me dirá, “lo sé, lo intento, pero a veces no puedo”. ¿Sabía usted que estar molesto con lo que se oye puede bloquear toda la capacidad que poseemos para escuchar, especialmente cuando se trata de una palabra nueva relevante de Dios? Si no calmamos el espíritu y dejamos que Dios nos hable a través de su palabra, incluso cuando esa palabra es incómoda, no podremos escuchar. Cuando estamos enojados, estamos cerrados. Es un hecho que Dios no podrá hablarnos cuando hay una actitud de enojo en el corazón. La ausencia del enojo nos proporciona oídos claros para escuchar la voz de Dios. ¿Se enoja con frecuencia?

4. Una vida limpia: “desechando toda inmundicia y abundancia de malicia". La palabra "inmundicia", de donde nos viene la palabra “basura”, tiene que ver con una raíz griega que significa "cera del oído”. Más descriptivo no podría ser este cuadro. Así como no podemos oír con nuestros oídos llenos de cera, tampoco podemos recibir la palabra de Dios con nuestras vidas llenas de pecado. La recomendación de Santiago es deshacer todo lo que conocemos en nuestra vida que nos impide escuchar a Dios. ¿Cuáles son las cosas que necesitamos deshacernos para escuchar la voz de Dios? A nuestra vida le puede pasar como a nuestras casas. Cuántas cosas se guardan que a la larga hay que desecharlas porque es basura y sin utilidad. ¿Cómo recibimos la Palabra? Tenemos que desarrollar una capacidad de escuchar la Palabra de Dios. Tenemos que desarrollar una lengua controlada y un espíritu controlado para recibir la Palabra de Dios. Por último, necesitamos desarrollar una vida limpia, en obediencia a la Palabra de Dios.

II. LA PALABRA DE DIOS COMO ESPEJO DEL ALMA NOS INVITA A SER HACEDORES DE ELLA VV. 22-25

Santiago es un abanderado en el evangelio práctico. Bien pudiéramos decir que el llamado de toda su carta se resume en estos textos. Aunque es bueno oír palabra, eso no basta. Hay que ser “hacedores de la palabra”. Para ello el autor nos plantea tres requisitos indispensables.

1. Debemos hacer un examen. Santiago nos invita a ir a la palabra para mirarla con atención (v. 25). Hay dos formas cómo nos acercamos a la palabra de Dios. Una es para mirarla y luego acostarnos, por aquello de tener una conciencia tranquila. La otra es cuando la miramos atentamente; eso plantea un estudio serio, detenido, buscando que Dios nos hable. Para ello necesitamos investigar cuidadosamente la palabra a manera de examen. El sentido de la palabra es “mirar atentamente” o “agacharse y mirar fijamente”. Es la mirada de Pedro, Juan y María al llegar al sepulcro y verlo vacío. Tuvieron que agacharse para comprobar que Jesús había resucitado de los muertos (Juan 20:5, 11). Esto es lo que debemos hacer cuando vamos a la palabra de Dios. No debo limitarme a un simple vistazo; debo “agacharme” para mirar la palabra. Tome el ejemplo del espejo. Cuando usted va a él se da una simple mirada, pero si descubre algo raro o extraño en su rostro, usted presta atención a lo que está viendo.
Alguien ha dicho que debiéramos leer la Biblia como una carta de amor. ¿Qué es lo que usted hace cuando tiene esa carta en su mano? La lee una vez y vuelve a leer otra vez. En ella usted percibirá el color de las palabras, el orden de las frases, y el peso de las oraciones. Simplemente porque usted está enamorado. ¿No sería interesante enamorarse así de la palabra de Dios?

2. Debemos hacer una reflexión. Santiago nos dice que no sólo debemos mirar fijamente en la palabra, sino que debemos reflexionar acerca de la palabra. Sigamos viendo el v. 25; mire lo que dice: "Mas el que mira atentamente en la perfecta ley, la de la libertad, y persevera en ella, y no es un oidor olvidadizo, sino hacedor de la obra, éste será bienaventurado en lo que hace”. ¿Quién es el hombre bienaventurado de acuerdo a lo que Santiago dice? El que persevera en la palabra. La idea es de seguir buscando en la palabra. Necesitamos retener lo que oímos y leemos. Si no me detengo y reflexiono acerca de lo que he estudiado, no seré capaz de tomar las decisiones correctas a la que me enfrento todos los días. Es la reflexión en la palabra la que me previene de las tentaciones. Recordemos que fue Jesús quien usó la palabra de Dios para hacer frente a las tentaciones de Satanás cuando fue llevado al desierto. No conozco un mejor recurso para enfrentar la tentación que la palabra de Dios y la oración. Ya el salmista había dicho "En mi corazón he guardado tus dichos para no pecar contra ti” (Sal. 119:11). Solo la reflexión, meditación, memorización y aplicación de la palabra nos ayudará a ser victoriosos.

3. Debemos dar una respuesta a ella. Si yo solo la escucho, la siento, la admiro, me redarguye, me reprende… pero no la aplico; eso es, no soy una hacedor de ella, estoy siendo engañado siempre. Pero cuando la aplico, estoy siendo bendecido por ella. La aplicación es mi respuesta a la palabra. Así que, si usted no está dispuesto a ser un hacedor de la palabra, no espere ser bendecido por ella. Hay demasiadas personas que piensan que pueden recibir la bendición de Dios sin ser obediente a la Palabra de Dios. La figura de la palabra como espejo resume la necesidad de no ser “oidor olvidadizo”. Sweeting George en uno de sus libros habla de la belleza de una princesa africana. Cuenta que ella vivía en el corazón de la selva y durante años su papá le había dicho a todos que su hija era la mujer más bella de toda la tribu. Pero ella nunca tuvo un espejo para verse a sí misma, aunque estaba convencida de su belleza sin igual. Un día, cuando un grupo de exploración viajó a esa parte del África, se le dio un espejo a la princesa, como un regalo. Por primera vez ella fue capaz de ver su propio rostro. Cuando se vio, inmediatamente rompió el espejo. ¿Por qué? Porque por primera vez supo la verdad. No era tan bonita como se lo habían dicho. Mis amados, el espejo no miente. “El espejo del alma” nos dice como vivimos.

III. LA PALABRA DE DIOS COMO ESPEJO DEL ALMA NOS REVELA LA VERDADERA RELIGIÓN vv. 26-27

¿Sabe usted cuál es la religión verdadera? Santiago la presenta en estos textos.

1. La religión que guarda la lengua. ¡Así es hermano! Santiago, como solo él sabe decirlo, nos asegura que la "religión no sirve para nada" a menos que nuestra "lengua" se mantenga controlada. Al principio de este mensaje hemos dicho que debemos ser lentos para hablar, pero pronto para oír. Por supuesto que el planteamiento de Santiago acá es un poco diferente. Lo expresado es para que controlemos ese órgano, que aunque muy pequeño, enciende todo un bosque. Es un llamado a controlar lo que decimos, a no ser sueltos en el hablar, porque “En las muchas palabras no falta pecado: Mas el que refrena sus labios es prudente” (Pr. 10:19). Santiago nos está exhortando que si podemos aprender a controlar nuestra lengua, podemos aprovechar la mayor parte de nuestro comportamiento hacia otros. Esta es la religión pura.

2. La religión que vela por otros. Él que dice que es muy religioso, o muy espiritual, debiera "visitar a los huérfanos y a las viudas en sus tribulaciones”. En otras palabras, vivir la palabra de una manera práctica significa que nos preocupamos por los demás. Santiago va a decirnos después que la “fe sin obras está muerta”. La vida cristiana que no traduce sus creencias en acciones está en el orden de una fe muerta. Cuando Cristo dijo: “Mas bienaventurado es dar que recibir”, estaba dejándonos una de sus más ricas enseñanzas. Nos acostumbramos tanto a recibir que perdemos la capacidad de dar. Pensamos tanto en nosotros, y en nuestras necesidades, que nos olvidamos de este mandamiento del Señor. La gente que le importa a Dios, debe importarles a los demás en sus necesidades. Los huérfanos y las viudas son la mayor representación de la necesidad según la Biblia. La religión verdadera no se queda en el mero culto. Jesucristo dijo: “Así alumbre vuestra luz delante de los hombres, para vean vuestras buenas obras, y glorifiquen a nuestro Padre que está en los cielos” (Mt. 5:16). Esa es la religión “pura y sin mancha”. ¿Cómo es su religión? ¿Podrá pasar la prueba de Santiago?

3. Hay que guardarse sin mancha. Este pasaje no podía terminar mejor. El llamado a “guardarse sin mancha en el mundo” es como el corolario de este tema sobre el “espejo del alma”. Bien podíamos decir que si hacemos realidad lo anterior expresado: oír la palabra y hacerla, el resultado será una vida limpia del pecado y sus consecuencias. Hay que mantener una vida limpia. Una y otra vez este es el mensaje que más se nos exige a los hijos de Dios. El descuido en esto es lo que nos lleva a la ruina espiritual. La falta de esa limpieza es lo que nos hace creyentes desobedientes, desleales, sin frutos y sin impacto donde nos movemos. He aquí un fuerte llamado a cuidar lo que oyen nuestros oídos, lo que entra al corazón y lo que sale de nuestra boca. Así que ¡mire lo que haga! ¡Cuidado con lo que permites a tu cuerpo! No dejes que nada te impida tener un corazón puro y una mente limpia.

CONCLUSION: Hagamos una revisión final de lo que hemos dicho. De todo lo que hemos escuchado, ¿Qué tan listo estamos para ponerlo en práctica? ¿Cómo nos ha hablado Dios en este día? ¿Qué tan dispuesto estamos para oír y qué tan lento para hablar? ¿Estamos preparados para controlar la ira, lengua y actitudes? ¿Qué hay de dejar toda inmundicia y abundancia de malicia en nuestras vidas? ¿Hasta dónde somos verdaderos cristianos al practicar la autentica religión basada en el evangelio que desciende a otros como el buen samaritano? ¿Tomo en serio el mantenerme sin mancha en este mundo? ¿Soy un hacedor de la palabra o un oidor olvidadizo? La Biblia como “espejo del alma” me confronta de esa manera. ¿Cómo salgo al mirarme en ella? Si ella revela que hay algo extraño en mi vida, debo dejar que ella me limpie. Recuerde que la palabra de Dios tiene la misión de limpiarnos para que vivamos santamente. ¿Cuál será nuestra respuesta? Santiago nos hace esta invitación: “Por lo cual, desechando toda inmundicia y abundancia de malicia, recibid con mansedumbre la palabra implantada, la cual puede salvar vuestras almas” v. 21. Reciba hoy esta palabra para la limpieza y salvación de su alma.

lunes, 30 de abril de 2012

NO TENGAS MIEDO

POR: MISAEL REYES

Wikipedia, la enciclopedia libre define: “El miedo o temor es una emoción caracterizada por un intenso sentimiento habitualmente desagradable, provocado por la percepción de un peligro, real o supuesto, presente, futuro o incluso pasado. Es una emoción primaria que se deriva de la aversión natural al riesgo o la amenaza, y se manifiesta tanto en los animales como en el ser humano”

El temor desestabiliza a la persona y lo sumerge en presiones que lo llevan a perder el control de sus acciones. Desequilibra su estado anímico y le hace perder su autoestima, sus potencialidades y trunca toda posibilidad de triunfar en la vida.

En las tácticas de guerras, una de las estrategias que utilizan las partes en conflictos, es debilitar a su opositor, intimidándoles con declaraciones y amenazándoles con sus arsenales bélicos de alta tecnología para infundirles miedo.

El temor fue una de las prácticas utilizadas en la antigüedad por los pueblos opositores a Israel para detener su avance hacia la tierra prometida. 
El solo mirar a los gigantes, les infundía un temor que los paralizaba y les hacía sentirse inferiores a ellos.
Números 13: 33, También vimos allí gigantes, hijos de Anac, raza de los gigantes. Nosotros éramos, a nuestro parecer, como langostas, y así les parecíamos a ellos.

El Señor Dios sabia que el temor podría debilitarlos y menguar sus  fuerzas para la guerra y acabar con las posibilidades de conquistar la tierra prometida. Es por eso que le da la siguiente recomendación:
Deuteronomio 20: 1, »Cuando salgas a la guerra contra tus enemigos, si ves caballos, carros y un pueblo más numeroso que tú, no les tengas temor, porque Jehová, tu Dios, el que te sacó de la tierra de Egipto, está contigo.

Esta táctica del enemigo nunca ha terminado. A pesar de las advertencias del Señor a no tener temor, los hijos de Israel vivían siempre bajo la sombra del miedo o el temor que hasta una hoja los asustaba
Hoy, en nuestra era moderna más que nunca, nos vemos rodeados de un sinnúmero de temores que nos paralizan y nos detienen. Parece ser que nuestra fe en muchas ocasiones es opacada por esta fuerza demoniaca.

Sentimos temor de todo: por la escases, por la recesión económica, por las enfermedades, por la inseguridad, temor del mañana, temor por nuestros hijos. Vivimos en un constante temor que incluso pone en tela de juicio nuestras convicciones y parece que siempre va a nuestro lado.
La prensa, la radio, la televisión y cualquier otro medio de comunicación, lo que nos traen a diario a nuestro cerebro, es un bombardeo continuo de rumores, malas noticias, conflictos, guerras, violencia, etc.

No hay una notica que pueda traer alegría a nuestro corazón, todas están dirigidas a sembrar desesperanzas, miedos, incertidumbre y hacernos dudar, incluso, de las promesas de Dios para nuestras vidas.

Muchos cristianos viven cautivos, presas del miedo, del temor y andan atemorizados ante cualquier eventualidad.

Dios en su palabra alerta de manera reiterada sobre este fenómeno y nos provee de las herramientas para vencer el temor que nos paraliza y hace tambalear nuestra fe.

Cuando sientas que el temor ronda tu vida, recuerda las promesas de protección que Dios ha dejado para nosotros. Promesas sobre como vencer la muerte, la desesperación, el miedo, la desconfianza, y la ansiedad. Dios promete que estará a nuestro lado y que enviara ayuda cuando nos encontremos en dificultades. No habrá mar rojo que nos detenga, ni faraones que puedan destruirnos.

¿Entonces a que temer? ¿Si Dios es con nosotros quien contra nosotros? No te desalientes, aférrate a Dios que él tiene cuidado de todos nosotros.

Que Dios te bendiga y te ayude a depender siempre de Él cualquiera sea tu situacion.

Autor: Misael Reyes
Maturín, julio 2010-07-21

domingo, 29 de abril de 2012

LA VIGA EN EL OJO


POR: MISAEL REYES

BASE BIBLICA: (MATEO 7: 3 - 5)

"¿Por qué te fijas en lo malo que hacen otros, y no te das cuenta de las muchas cosas malas que haces tú? Es como si te fijaras que en el ojo del otro hay una basurita y no te dieras cuenta de que en tu ojo hay una rama.4 ¿Cómo te atreves a decirle a otro: "Déjame sacarte la basurita que tienes en el ojo", si tú tienes una rama en el tuyo?5 ¡Hipócrita! Primero saca la rama que tienes en tu ojo, y así podrás ver bien para sacar la basurita que está en el ojo del otro. (BLS)

Entre una de las leyes del nuevo reino que Jesús vino a instituir; figura la que tiene el propósito de evitar que la gente JUZGUE a los demás si primero no se examina o se juzga el mismo..
La tendencia de la gente que no conoce a Dios, (y los que supuestamente lo conocen) es mirar siempre los defectos de los demás.
Algunos ya han hecho de esto su “pasatiempo favorito” y viven pescando cualquier detalle para señalarlo y disparar su artillería pesada sobre su víctima.
Los políticos y la gente que no tiene temor de Dios, son maestros muy expertos en el arte de estar mirando siempre “la basurita en el ojo ajeno” y tienen la habilidad para convertir una verdad en mentira o una mentira en verdad. Pero bueno, de ellos tenemos que esperar siempre lo peor porque han sido entrenado en sus escuelas para eso.
Jesús vino a establecer un reino diferente; “no de este mundo” sino un Reino Espiritual, cuyas leyes debían ser diferentes a las que gobiernan a este sistema mundano, leyes basadas sobre principios y valores espirituales que regularían la vida en ese Reino.
Así tenemos que Jesús dejo muy claro que los participantes de ese reino debían ajustarse a esas leyes y mantener una relación muy armónica entre si, y muy diferentes al sistema imperante.
Es así como estos principios y valores espirituales, tenían que ver con el desarrollo de una buena relación con el prójimo; de servicio con los enemigos, de fidelidad en las relaciones matrimoniales y con el deber de trabajar por la extensión del reino.
Ahora, ¿por qué tendría que ser así? Sencillamente porque era la implantación del Reino de los Cielos sobre la tierra y debía regirse por las leyes del Reino de Dios.
No era cualquier reino, tampoco eran cualquier rey, ni cualquier tipo de ciudadanos los que formarían ese reino. Por lo tanto el reino se regiría por leyes espirituales.
Este Reino debía marcar la diferencia entre los reinos terrenales existentes que las gentes conocían; y que se caracterizaban por la violencia, la violación de los derechos humanos, y unas cuantas cosas más que hacían la vida muy difícil, y el Reino de los cielos que estaba fundamentado en el amor y la justicia. 
En este Reino de los cielos, todos los principios establecidos iban en contracorriente a los establecidos por el sistema imperante.
Es por eso que el Señor trata de prevenir a las gentes de no seguir juzgando de acuerdo al modelo judaico, un modelo donde los más débiles eran condenados injustamente.
A pesar de las advertencias hechas por Jesús en relación a como debe ser nuestra conducta en este Reino, (iglesia) aun en nuestros días,(abril 2012) muchos “cristianos” siguen siempre mirando la “basurita en el ojo ajeno”
Esto ha generado muchos males en la iglesia de Cristo, debilitándola al punto que, muchos que pudieran hoy estar en una congregación sirviendo al Señor con sus dones y siendo de bendición a otros, han tenido que salir de su congregación y hoy son esclavos nuevamente del pecado, porque hubo una mala praxis al tratar de sacar la “basurita” le sacaron el ojo.
El apóstol Pablo exhorta de la siguiente manera: “Reciban bien a los cristianos débiles, es decir, a los que todavía no entienden bien qué es lo que Dios ordena. Si en algo no están de acuerdo con ellos, no discutan.” (Romanos 14: 1 BLS)
Esa debe ser nuestra tarea; de consejero espiritual y no de juez o dictador.

sábado, 28 de abril de 2012

LA LIBERTAD DE LOS TEMORES


POR: PR. JULIO RUIZ
BASE BIBLICA:  (Salmo 34)
  
Hoy quiero dejar con todos ustedes esta publicacion de JULIO RUIZ pastor en Vancouver, Canada  desde hace casi 6 años. Te invito a que  tomes unos minutos de tu tiempo para que lo leas y medites en la belleza y profundidad de su contenido totalmente biblico. Sera de mucha edificacion a tu vida.

INTRODUCCIÓN: El hombre posee una reacción natural a ciertas circunstancias que le produce un estado de temor, mejor conocido como “fobias”. Así tenemos que hay una lista larga de ellas, destacándose unas más que otras, por ser las comunes entre el género humano.
En esta lista hay personas que sufren de “aracnofobia”, temor a las arañas. Otros tienen “aerofobia”, temor a volar. Están los que sufren de “claustrofobia”, temor a los espacios cerrados. Otros sufren de “plurofobia”, temor por la multitud; los tales prefieren estar solos. Hay los que sufren de “dentofobia”, temor a los dentistas. Otros sufren de “glosofobia”, temor a hablar en público. Algunos casados sufren de “penterafobia”, temor por las suegras. Otros sufren de “eclesiofobia”, temor por ir a la iglesia, especialmente cuando a esa hora están pasando algunos de sus deportes favoritos. Hay otros que sufren de “anuptafobia”, temor a quedarse soltero. Mientras que otros sufren de “gamofobia”, temor por el matrimonio. El asunto es que el temor a enfrentarnos a algo que pueda producir una reacción negativa subyace en nuestro subconsciente. El temor tiene su lado negativo en el sentido que nos puede paralizarnos para seguir adelante. Pero tiene su lado positivo donde uno puede depender más del Señor cuando enfrente uno de esos terribles momentos. Uno de los grandes textos sobre este asunto lo expresó el salmista: “Jehová es mi luz y mi salvación; ¿de quién temeré? Jehová es la fortaleza de mi vida; ¿de quién he de atemorizarme? Cuando se juntaron contra mí los malignos, mis angustiadores y mis enemigos, Para comer mis carnes, ellos tropezaron y cayeron. Aunque un ejército acampe contra mí, No temerá mi corazón; Aunque contra mí se levante guerra, Yo estaré confiado” (Salmo 27:1, 3). ¿Cuál debiera ser nuestra actitud hacia esos temores que nos invaden con cierta frecuencia?

I. LOS TEMORES DOMINAN HASTA DONDE LE DAMOS OPORTUNIDAD

1. El temor es real o imaginario. El presente salmo fue el resultado de una experiencia personal. David lo escribió después de huir delante de Saúl. Tuvo que refugiarse en la cueva el Adulan, desde donde se inspiró para escribir tan consoladoras palabras. Sintió el temor del desamparo, de la soledad, de la muerte. Experimentó una persecución injusta porque el rey Saúl sabía que David sería el próximo gobernante de Israel. Note las veces que habla de haber sido liberado de los temores y de las angustias (vv. 4, 6, 17, 19). David sabía cuan real era sus temores, aunque dejaba bien claro dónde estaba su confianza mientras pasaba por ellos. El temor conlleva a ciertas situaciones que no puedes controlar y se escapan de tu mano. ¿Por qué esto? Porque el temor, como alguien lo definió: “Es una emoción dolorosa, excitada por la proximidad de un peligro, real o imaginario, y acompañada por un vivo deseo de evitarlo y de escapar de la amenaza. Es un instinto común a todos los hombres, del que nadie está completamente libre”. Uno de los hombres que experimentó un terrible temor fue Jonás al momento cuando tuvo que pagar por su desobediencia. En su extraordinaria oración, dijo: “Las aguas me rodearon hasta el alma; rodeóme el abismo...” (Jonás 2:5). La conducta y actitudes de mucha gente están acondicionadas por cierto tipo de temores. En muchas de nuestras motivaciones subyace algún tipo de temor que frena nuestros actos. Esto lo han aprovechado muy bien los que ejercen dominio sobre otros. Pero también tenemos que saber que algunos de los temores son imaginarios, a lo mejor formados en la infancia y en la manera cómo nos criaron. Hay personas que les aterra la oscuridad porque les hablaban de muertos y fantasmas que salen durante ese tiempo. Y la lista sigue siendo larga.

2. Usted puede imponerse sobre sus temores. Hay muchas personas que afirman no enfrentar ningún temor, dando a entender con esto que son muy independientes y autosuficientes para valerse por sí mismos. Algunos se consideran tan fuertes que pueden manejar esas “debilidades” humanas sin problemas. Pero la verdad es otra. Si usted es uno de los que piensa así, prepárese porque en cualquier momento puede aflorar esta reacción humana. A lo mejor estará viviendo con miedos profundos, pero no los ha procesado. Por lo tanto, lo mejor es identificar los temores. Un temor común es aquel que tiene que ver con el quedar desamparado en el ámbito familiar, del trabajo o de su status migratorio, para el caso de los que viven en este país. El temor a la soledad es uno de los más terribles. ¿Quién sabe de las lágrimas que vierten en esas largas noches? Qué decir del temor al fracaso, al ser rechazado, al futuro, a la vejez y sobre todo, el temor a la muerte. Tales temores pudieran acorralarnos, pero usted puede imponerse sobre ellos. El salmista pasó por esto cuando dijo: “¿Por qué te abates, oh alma mía, y te turbas dentro de mí?”. Sin embargo, si algo debemos reconocer respecto al tema de los temores es saber lo que ahora somos y tenemos en Cristo. Uno de los textos que es desconocido por los creyentes es aquel donde Pablo le recuerda a Timoteo una de las más extraordinarias promesas que aparezca en la palabra, cuando le dijo: “Porque no nos ha dado Dios espíritu de cobardía; si no de poder, amor y de dominio propio” (2 Tim. 1:7). De esta manera podemos ver que el temor es un asunto totalmente ajeno a los dones celestiales. Cuando alguien se impone a sus temores descubre el camino a la grandeza.

II. ENFRENTE SUS TEMORES BAJO LA GUÍA DIVINA

1. Busque primero al Señor v. 4. ¿Cuál es su primera reacción cuando es invadido por los temores? ¿A quien acude? Lo primero que hizo David en su soledad y en la proximidad a la muerte fue refugiarse en el Señor. Él vio cómo su oración fue respondida. No sabemos cuántos temores tuvo, pero él dijo: “Y me libró de todos mis temores”. A este respecto, su hijo Salomón más adelante recomendaría: “Mas el que me oyere, habitará confiadamente y vivirá tranquilo, sin temor del mal” (Pr. 1:33). Nada sigue siendo más poderoso que buscar al Señor con todo nuestro corazón y dejarle a él todas las cargas, muchas de ellas surgidas por los temores que enfrentamos. En su misma búsqueda David dijo: “Este pobre clamó, y le oyó Jehová, y lo libró de todas sus angustias” v. 6. Pero por si faltara algo, añadió: “Muchas son las aflicciones del justo, pero de todas ellas le librará Jehová” v. 19. La oración tiene el más grande poder libertador. ¿Qué tanto la practico? ¿Hasta dónde estoy descansando en mi Señor?
2. Sepa cuán bien acompañado está v. 7. ¿Quién es el “ángel de Jehová?” Los mejores comentaristas coinciden en señalar a este ángel como el Cristo pre-encarnado. David pasó noches en oscuras cuevas mientras huía de su adversario, pero en los momentos más difíciles sintió la cercanía de una compañía maravillosa. Ninguna presencia es más confiada y poderosa que aquella donde está presente el ángel del Señor. Un creyente no debiera pasar sólo sus momentos temores. Su fe, cual firme ancla del alma, debe crecer y dar por un hecho que mientras enfrenta sus temores, alguien está combatiéndolos de tal manera que pueda quedar libre de ese gigante que se levanta haciendo que retroceda en la conquista de la vida espiritual. El salmista decía que la misión del “ángel de Jehová” era acampar alrededor y defendernos. ¡Qué hermosa figura! Él está alrededor de nuestro “campamento” con su espada desenvainada. Nadie nos podrá hacer frente “aunque un ejército acampe contra mí”.
3. Sométase al temor de Dios para que los demás temores huyan v. 9. El único temor que debiera haber en un creyente es el temor a Dios. Por supuesto que no es una fobia contra, como tienen algunas religiones. Es un temor reverencial. Es aquel deseo del corazón de no querer hacer nada que ofenda su nombre o que entristezca al Espíritu. Sobre esto la Biblia nos dice: “Conducíos en temor todo el tiempo de vuestra peregrinación”. Mire la promesa que nos deja el salmista: “Pues nada falta a los que le temen”. Inmediatamente a esto pone el ejemplo del leoncillo, aquellos que seguramente oía mientras estaba en la cueva cuando buscaban con ansiedad la comida. Sin embargo, para los que esperan al Señor, ellos “no tendrán falta de ningún bien” v. 10. Cuando nos sometemos al temor de Dios los demás temores tienen que huir.
 4. Una vida santificada enfrenta mejor los temores v. 14. El salmista ha hecho una de las preguntas más importantes para todo hombre en el v. 13. La respuesta que da a la misma es que quienes desean vivir largamente, viendo días rodeados del bien, entonces deben saber cómo usar la lengua y cuán lejos ponerse del mal. No pretenda quien ande viviendo una vida desordenada tener siempre éxito sobre aquello a lo que más teme. Es más, la falta de santidad en la vida acarrea más temores, pues cuando se hace lo malo se teme lo peor. Un hombre que se consagra a Dios tiene mejores recursos para enfrentar sus propias calamidades. Una de las garantías que tiene el creyente que se consagra a su Señor es que los ojos de Jehová le miran, y pone “atentos sus oídos al clamor de ellos” v. 15. El asunto es que Dios le sigue la pista a un cristiano que decide ser diferente. Cuando esto es una realidad, los temores no tienen por qué esclavizarnos.

III. ELIMINE SUS TEMORES PONIENDO UNA ALABANZA EN SU BOCA

1. Tenga una resolución de alabar al Señor en todo tiempo v. 1.
El salmista aprendió que una de las mejores formas para eliminar la esclavitud de sus temores era reconocer a su Dios en una alabanza continua. Cuando nuestros labios se llenan expresiones de reconocimiento, traducidos en diferentes formas de reconocer a nuestro Dios, estamos ejerciendo un poder extraordinario. ¿Qué es lo que pasa si uno no bendice y alaba al Señor? Lo más seguro es que las preocupaciones y afanes ocuparán ese lugar. Note que al decir “en todo tiempo” está dando por un hecho que lo hará en el tiempo de prosperidad o adversidad, en salud o en enfermedad, en la alegría o en los infortunios, en las pruebas o en la tranquilidad, en la iglesia o fuera de ella... Debe alabarse al Señor “en todo tiempo”.
2. Permita a su alma concentrarse solo en él v. 2. La alabanza de nuestra boca no debe ser para nosotros sino para el Señor. “En Jehová se gloriará mi alma” pone de manifiesto que la adoración debe centrarse exclusivamente en Dios. No debemos robarle la gloria a Él. Parte de nuestros temores esclavizantes se deben al hecho de que siempre pensamos más en nosotros mismos y no dejamos que nuestra alma quede libre para expresarle toda la gloria de la que él es digno por el derecho que tiene sobre nosotros. Si su alma se concentra en glorificarlo no tendrá tiempo para pensar en lo que más puede atemorizarle.
3. Levante su nombre en lugar de sus temores v. 3. El salmista invita a otros para que se unan en su deseo de exaltar a Dios. La alabanza levanta el espíritu quebrantado, engrandece al Dios que adoramos y sobre todo, edifica el alma acongojada. Cuando Israel se enfrentó en guerra no fue raro ver a un coro finamente ordenado cantando las mejores alabanzas a su Dios; cuando esto hicieron derrotaron al enemigo. Y es que cuando nuestra boca se llena de exaltación a Dios tiene que haber retirada de todo aquello que nos atemoriza. ¿Cuáles son sus temores? ¿Le dominan de tal manera que no sabe cómo liberarse de ellos? El salmista nos conminó a: “Gustad, y ved que es bueno Jehová; Dichoso el hombre que confía en él” v. 8
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CONCLUSIÓN: 

Si alguien conocía el poder de la liberación de los temores era David. Siento pastor de ovejas venció el temor que infundía un león al enfrentarse a ellos y matarlos para defenderles. Pero sin duda que su gran hazaña para enfrentar a un gigante que aterraba a todo su pueblo, fue cuando enfrentó y mató a Goliat. En aquel entonces dijo: “Jehová, que me ha librado de las garras del león y del oso, él también me librará de la mano de este filisteo. Y dijo Saúl a David: Ve, y Jehová esté contigo” ( 1 S. 17:37). ¿De qué tamaño es el gigante de sus temores? ¡Libérese de ellos confiando en el Señor!














viernes, 27 de abril de 2012

TESOROS EN LOS CIELOS


POR: MISAEL REYES

TEXTO BÍBLICO: Mateo  6: 19 – 21,  No traten de amontonar riquezas aquí en la tierra. Esas cosas se echan a perder o son destruidas por la polilla. Además, los ladrones pueden entrar y robarlas.20 Es mejor que guarden en el cielo lo más valioso de su vida. Allí, las cosas no se echan a perder ni la polilla las destruye. Tampoco los ladrones pueden entrar y robarlas.21Recuerden que siempre pondrán toda su atención en donde estén sus riquezas. (BLS) 
  
Una de las mayores preocupaciones de las gentes hoy, es la acumulación de riquezas. Los mayores conflictos bélicos que se han generado en el mundo, han sido producto del afán desmedido de las superpotencias por alcanzar las riquezas y recursos de otros países. No importan cuánta sangre tengan que derramar, ni cuántas vidas inocentes asesinar, con tal de mantener el control de las riquezas del mundo. De esto hay una historia muy larga y dolorosa que contar.

Es tan atrayente y seductor el poder de las riquezas o el dinero, que aun los más pobres, sueñan con un día poderse  sacar el premio gordo de la lotería, otros en cambio viven planificando robos y hurtos para lograr obtener el dinero fácil, y esto ha llegado a proliferarse tanto;  que las entidades financiera han diseñado diferentes métodos para evitar los continuos robos, sin embargo, se siguen produciendo, incluso, a la luz del día y ante la mirada complaciente de los que tienen la responsabilidad de velar por la seguridad de los ciudadanos.

 Esa es la ley que rige a este sistema mundano y perverso de  la cual el mismo Jesús quiso alertar a todos los que formarían parte de su Reino, de NO “amontonar” riquezas en la tierra. No son malas las riquezas, lo malo esta en poner el corazón en ellas.

 Mateo 6: 21, Recuerden que siempre pondrán toda su atención en donde estén sus riquezas. (BLS)

Las riquezas bien manejadas, constituyen una gran bendición para la expansión del Reino de Dios en la tierra. Son muchas las cosas que podemos hacer para bendición de otros cuando ponemos nuestro dinero en las manos del Señor. El problema se complica cuando esas riquezas vienen a ocupar el lugar de Dios en nuestra vida, apartándonos del verdadero disfrute de una vida cristiana abundante.

 Mateo 6: 24, "Ningún esclavo puede trabajar para dos amos al mismo tiempo, porque siempre obedecerá o amará más a uno que a otro. Del mismo modo, tampoco ustedes pueden servir al mismo tiempo a Dios y a las riquezas. (BLS)

 A pesar de la seria advertencia hecha por Jesús y las consecuencias que se derivan de aferrarse a las riquezas y poner el corazón en ellas; muchos cristianos viven hoy acumulando riquezas, trabajando de sol a sol y de domingo a domingo,  olvidándose de darle en su vida, el lugar que Dios merece. No está malo trabajar, no está malo tener recursos, lo malo, lo dañino y lo lamentable es, que esas riquezas arruinen tu vida y te hagan un esclavo de ellas quitándote también  el tiempo que Dios te ha dado para servirle a Él.







jueves, 26 de abril de 2012

LO QUE NOS HACE FALTA HOY: UNIDAD MUTUA


Por: MISAEL REYES

TEXTO BÍBLICO:
GÉNESIS 26: 33
A la mañana siguiente se levantaron muy temprano, e hicieron un compromiso mutuo. Luego Isaac los despidió, y ellos se fueron en calidad de amigos.
El conflicto generado entre Abimelec e Isaac a causa de unos pozos de agua, parece llegar a su final cuando el propio Abimelec en compañía de su consejero y el jefe de su ejército, visita a Isaac.
Extrañado por esta inesperada visita, Isaac le dice: —“Si tanto me odian, que hasta me echaron de su tierra, ¿para qué vienen a verme”? Abimelec le responde que el motivo de su visita es reconocer que Dios está con Isaac y que además el quiere hacer un pacto respaldado por un juramento.
Ante esta propuesta, Isaac preparo un banquete y comieron y bebieron para celebrar esta relación de no agresión del uno con el otro. Al día siguiente se levantaron temprano e hicieron un COMPROMISO MUTUO y los despidió y ellos se despidieron en calidad de amigos.
Que lección tan importante podemos sacar de este encuentro entre Abimelec e Isaac:
• Reconocer que fallamos muchas veces
• Entender que divididos no es la mejor manera de lograr las metas.
Lo que nos hace falta hoy a los cristianos, no es mas oración, no son mas ayunos,(aunque no hace daño orar ni ayunar) lo que realmente nos hace falta, ES UNA UNIDAD GENUINA, que limemos nuestras asperezas, ERRADICAR de nuestras vidas las diferencias doctrinales y denominacionales y que nos fortalezcamos en un solo pensamiento y un mismo sentir por amor a un mundo que muere en pecado.