miércoles, 2 de septiembre de 2015

¿Cuántos Panes y PecesTienes?

                                  
Por: Misael Asarias Reyes Bonilla

Juan 6: 9. Aquí está un muchacho, que tiene cinco panes de cebada y dos pececillos; mas ¿qué es esto para tantos?

El mundo siempre ha estado lleno de problemas y necesidades. Los hubo ayer y los hay en el día de hoy, y esto se seguirá repitiendo.
 El problema del hambre se ha agudizado tanto, que los gobiernos y las instituciones encargadas de velar y atacar este mal, se sienten impotente ante el aumento de este flagelo que está diezmando muchas vidas en el mundo.

La tecnología tampoco ha ayudado en mucho a dar soluciones prontas rápidas a esta grave situación que padece la humanidad, más bien la empobrecido.
Día a día aumentan las cifras de muertes a causa de la hambruna que padecen extensas zonas de este planeta. Entonces, ¿Quiénes están llamados a brindar solución a estos males?  ¿Qué papel juega la iglesia en todo esto? 

¿Es solo nuestro servicio a Dios ocuparnos de ciertas actividades? ¿Es solo el compañerismo que podamos disfrutar los domingos? ¿O  va más allá  de la rutina y la religiosidad denominacional?

Aprendemos de Jesús, que el no sólo ataco el problema espiritual del hombre, sino que se interesó también en sus necesidades físicas. El problema del hombre hay que atenderlo de manera integral, no solamente es darle palmaditas en la espalda y decirle “sonríe Cristo te ama” sino satisfacemos su cuerpo alma y espíritu, es lo que enseña Dios en su palabra.

Dios ha puesto en nuestra alforja espiritual, “panes y peces” esos panes y peces, son nuestros dones y talentos para producir y edificar. No solamente son acreedores de esos “panes y peces” los estudiosos, los intelectuales y los teólogos de la iglesia, sino que a “todos” se nos ha dado de esos dones talentos para que seamos productivos. 

Tú que eres ignorado en tu congregación, puedes marcar la diferencia cuando descubras que en tu alforja espiritual hay algo útil y edificante que compartir.

Recuerda, tus “panes y peces” son los panes de la bendición que puestos en las manos del maestro, pueden saciar el hambre de espiritual y material de mucha gente.


domingo, 21 de junio de 2015

EL ROL DE UN PADRE EN LA FAMILIA

Por: Misael Asarias Reyes Bonilla.

                                           Efesios.
5: 25. Esposos, amen a sus esposas, así como Cristo amó a la iglesia y se entregó por ella
6: 4. Y ustedes, padres, no hagan enojar a sus hijos, sino críenlos según la disciplina e instrucción del Señor.

Cuando hablamos de rol, nos referimos a la función o actividad que cumple un individuo dentro de un grupo social.
Cada uno de nosotros dentro de nuestro entorno tenemos un rol que cumplir, bien sea por nuestra posición dentro de una institución o como ciudadanos de un país.
Cuando este término se aplica al padre, cobra una dimensión más amplia y de mayor peso.

Una de las premisas del rol que debe caracterizar a  un padre, es el AMOR. Pablo Lo enfatiza muy bien en su mensaje a los padres de la iglesia de Éfeso,  “Esposos, amen a sus esposas” (5: 25a) Ese amor debe ser tan profundo como el amor con que Cristo amo a la iglesia. “…así como Cristo amó a la iglesia y se entregó por ella” (5: 25b)

Un amor de entrega sin condiciones, un amor que va mucho más allá de un simple romanticismo temporal y frases bonitas en ocasiones especiales.
Cuando ese rol de padre/esposo no está dispuesto al sacrificio por la mujer de su vida, él no está cumpliendo la verdadera función que dentro el matrimonio le ha sido asignado por el mismo Dios.

Segunda premisa del rol de un padre está en función de la relacion con sus hijos.

Si hay una verdadera relación de amor con la esposa, indudablemente que esto repercutirá positivamente en la de sus hijos.

Los gritos, los calificativos y despectivos; no son la mejor herramienta en la crianza de los hijos. La exhortación apostólica es, “…Padres… no hagan enojar a sus hijos…” (6: 4ª). Las palabras ásperas, los insultos y castigos físicos o psicológicos, solo lograran sembrar en los hijos actitudes negativas que se transmitirán por generaciones.

Pablo expone la manera didáctica y espiritual como formar en los hijos valores y virtudes cristianas, “…sino críenlos según la disciplina e instrucción del Señor.” (6: 4b) Este el  método bíblico que no hay sicólogo que lo pueda mejorar porque tiene como fundamento a Cristo.

El deterioro espiritual que viven los hogares de hoy, se debe, entre otras cosas, a que los padres hemos invertido nuestro rol dándole prioridad a otras cosas y descuidando la responsabilidad que como sacerdotes del hogar tenemos en la formación de familias solidas que amen y sirvan a Cristo.