POR MISAEL REYES
TEXTO BIBLICO: GENESIS 18: 1
JEHOVA SE LE APARECIO A ABRAHAM EN EL ENCINAR DE MAMRE, ESTANDO EL SENTADOA LA PUERTA DE SU TIENDA, A LA HORA DE MAS CALOR
Abraham, es el ejemplo típico de lo que es la vida de un cristiano comprometido que decide entregar su vida al servicio de Cristo y su Reino.
Analizar la vida de Abraham, nos lleva a la no muy grata noticia de que no es muy fácil la vida de un siervo de Dios; y que de no ser por ese elemento llamado fe y por la misericordia de Dios, nuestra esperanza de llegar a la tierra prometida, serian muy remotas.
En contrapartida con lo que se enseña hoy desde algunos pulpitos y congregaciones, donde se ofrecen villas y castillos a quienes vienen a Jesús, donde se te dice que tu camino de espinas, será transformado en un camino de rosas, que tu vida de pobre queda atrás para dar paso a una vida de prosperidad económica y así, tantas otras ofertas más; la vida de Abraham nos revela la otra cara de la moneda de la vida cristiana.
Abraham recibe el llamado a una tierra que no conocía, le promete que será padre de una gran nación, pero que decepción!, el hambre lo obliga a venir a Egipto en busca de comida. ¿Te das cuenta? Aquí su atención se desvía del propósito. (Génesis 12: 10)
¿No pasa esto a diario en la vida de muchos cristianos? Se van al ministerio, pero la necesidad de su sustento le obliga a abandonar la misión.
Pero aun hay más. Allí en Egipto, tuvo que fabricar una mentirilla blanca para salvar su vida. ¿Lo ves? (Génesis 12: 11-13)
¿No te ha pasado algo similar en tu vida de cristiano? Cuándo cometes una infracción de tránsito, ¿Qué le dices al fiscal? Cuantas veces caemos en el error de disfrazar la verdad para salir de un aprieto.
Ahora de regreso a Canaán con su carga de alimentos, tiene que enfrentar una dura situación, y es la separación de Lot su sobrino. Supongo que no fue fácil para él desprenderse de la persona que le había acompañado durante toda su vida. (Génesis 13: 5 – 7)
¿Conoces alguna congregación donde haya pasado algo similar? ¿Donde cada una de las partes ha recogido sus cosas y se haya marchado a otra parcela porque ya la congregación les queda pequeña a los dos?
¿Estás siguiendo la secuencia de los acontecimientos? A causa de un conflicto armado, Lot, sobrino de Abraham fue hecho cautivo, lo que obliga a este, a armar un ejército para liberarlo y en efecto lo hizo.
Aquí nos encontramos con un Abraham guerrereando, peleando, enfrentado en un conflicto militar. Una vez más tuvo que enfocar su atención en otras áreas que no eran las que Dios le había mandado.
¿No te has visto alguna vez atrapado en conflictos similares? no de guerras propiamente dicho, sino en líos de tribunales por algún hijo tuyo que ha tenido problemas con la justicia o algún problema de separación de divorcio de un hijo o una hija?
Esa es la vida a la que nos enfrentamos como cristiano, aunque parezca mentira. Tu como siervo de Dios, que anhelas en tu corazón ser fiel a los propósitos de Dios en esta generación, ¿no te ves retratado en esta escena? Quieres y deseas expandir el reino de Dios en la tierra, te desvelas por las cosas del Señor y cuando menos lo crees, se te presentan situaciones que frenan tu visión. Hoy se predica un evangelio muy liviano. Es cierto, muy cierto que las bendiciones de Dios son eternas y están allí, pero no se conquistan sino bajo el duro fragor de la lucha y de las pruebas, “a la hora de más calor”
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miércoles, 20 de junio de 2012
lunes, 11 de junio de 2012
ABRAHAM: PADRE DE LAS MISIONES
Por: Misael Reyes
Texto bíblico: Génesis
12:
1.
Pero Jehová había dicho a Abram: vete de tu tierra y de tu parentela, y de la
casa de tu padre, a la tierra que te mostrare. 2. Y hare de ti una
nación grande, y te bendeciré, y engrandeceré tu nombre, y serás bendición. 3.
Bendeciré a los que te bendijeren, y a los que te maldijeren maldeciré; y serán
benditas en ti todas las familias de la tierra. 4. Y se fue Abram, como
Jehová le dijo…
Abram
vivía en Ur de los caldeos. Tenía todas las comodidades que pueda aspirar
cualquier humano en esta tierra: bienes, ganados. Allí paso sus primeros años
de vida junto a su padre Tare y sus hermanos menores, Nacor y Harán. Conoció a
una chica de nombre Saray con la cual contrajo matrimonio. Un día Tare su
padre, decide levantar tienda de Ur de los caldeos, tal vez buscando
mejoras, y obviamente que se trae
también a sus hijos con él hasta la tierra de Harán. Todo este movimiento y
cambio obedecía al llamado que Dios le había hecho a Abram de abandonar su
tierra de nacimiento.
No hubo
preguntas por parte de Abram, tampoco comentarios para condicionar su partida a
esa tierra que no conocía. Tampoco discutió los beneficios económicos que se
derivarían del cambio de residencia. Solamente se limito a obedecer. Arreglo
sus maletas, echó por delante su ganado y junto a él, marcho Saray y su gente
que le servía y se fue como Jehová le dijo y llego a tierra de Canaán.
Al
llegar a esta tierra, Abram no se
preocupó en construir una mansión para él y Sara, tampoco donde acamparían las
gentes que le acompañaba y donde comería su ganado. Los primero que hace Abram al llegar a la
tierra de Siquem, fue construir un altar a Jehová quien se le había aparecido.
Hay
aquí muchas lecciones que aprender y que pueden servirnos como base si queremos
tener ministerios fructíferos:
Obediencia.
Abram
obedeció fielmente la voz de Dios al dejar su tierra y sus comodidades en Ur para ir a un lugar
inhóspito.
Hay hoy
muchos creyentes que sienten deseos de servir al Señor, y dicen: “si yo tuviera
tiempo” haría esto o aquello e iría a donde el Señor me enviara. Pero están
amarrados. Sus riquezas terrenas, sus
trabajos, sus estudios, su familia son su primera prioridad. Son ataduras que
no les permite avanzar, el miedo los acosa y los detiene.
Fe.
Abram
fue un hombre de profundas convicciones en las promesas de Dios. La fe de
muchos misioneros en el día de hoy se hace fuerte en la medida que aumentan las
bonificaciones, los sueldos, los viáticos y todos los beneficios de ley. No salen
a las misiones, si primero no se les garantiza comodidades para ellos y su
familia.
Entrega.
Abran
hizo de la adoración a Dios, un estilo de vida. Vivimos en una época de competencia. Estamos en una
carrera para ver quien llega más lejos,
quien alcanza las metas más elevadas, quien acumula más dinero, quien logra
escalar las mejores posiciones. Esta
fiebre de competencia santa, ha enfermado a la iglesia al punto que esta se ha involucrado en mucha cosas, incluso la
política. Es decir, hay un afán por codearse y competir con el mundo en
cualquier terreno, ya sea político, las artes, las ciencias o el campo de los
negocios. Ya eso de dedicar un tiempo para Dios, lo dejo para después que
finalice la faena del día, lo del altar familiar, lo hacemos después que veamos
toda la basura de la televisión. Hay muchas cosas que estamos haciendo que
parecen buenas pero le están quitando el primer lugar a Dios. Abram, lo primero
que hizo al llegar a esa tierra, fue construir un altar a Dios donde él, su
familia y la gente que le acompañaban pudieran rendir adoración al Creador de
sus vidas. Con razón a Abram se le llama el padre de la fe o porque no el padre
de las misiones.
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