POR: MISAEL REYES
Lucas 9:
23. Y decía a todos: Si alguno
quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz cada día, y
sígame.
INTRODUCCIÓN
En contraposición a la verdadera esencia del
evangelio de Jesucristo, hoy se predica un evangelio totalmente divorciado de
las demandas de Dios a los que por decisión personal, aceptan seguirle. Un
evangelio reñido con los principios y
fundamentos bíblicos, y adaptado a
intereses personales. Hoy se vende o se promociona un evangelio sin cruz y sin
sacrificio, un evangelio complaciente y mezclado con lo mundano, un evangelio
sin compromiso.
Vivir conforme
a las demandas de Dios, tiene su precio, un precio muy elevado que tiene
que ser pagado si en realidad queremos ser identificados con su y sus
padecimientos, porque, “el que no toma su
cruz y sigue en pos de Jesús, no es digno de Él .…” (Mateo 10: 38, 39)
La historia del cristianismo está escrita con la
sangre de los que decidieron asumir el riesgo de seguir a Jesús.
No fue fácil su camino, muchos fueron encarcelados,
aserrados, quemados en hogueras, echados a las fieras, decapitados.
Ese fue su premio, esa fue la recompensa que
recibieron por decidir tomar su cruz y seguir a Cristo.
Hoy se proclama un evangelio de flotar sobre nubes,
de traspasar paredes, un evangelio donde las plagas no le pican al que acepta, un evangelio que te lleva de pobre a prospero,
que viste de inmunidad a todos los aceptan a Jesús.
No se les
habla a las gentes de las implicaciones
muy serias que tienen aceptar, y de las
demandas que Dios pide de los que deciden seguir en pos de él. Se
presenta solo la cara bonita del evangelio,
la de las bonanzas, pero nunca se hace énfasis en la otra cara,
la del sufrimiento, de la renuncia. No
se les habla a las gentes que no son precisamente caminos de rosas los que
vamos a transitar, sino de espinas, de pruebas, de sufrimientos y tantas cosas
más.
Jesús no ofrece mansiones a quienes deciden
seguirlo, tampoco le dice que la vida le va a dar un giro económicamente sólido,
él dice que: Si alguno quiere venir en
pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz cada día, y sígame.
Esa es la verdad de lo que significa seguir a
Jesús. Vivir la vida cristiana de acuerdo a las demandas de Dios; tiene sus
implicaciones que deben aceptarse o de lo contrario estaríamos predicando un
evangelio diferente.
GALATAS 1: 9 Como antes hemos dicho, también ahora lo repito: Si alguno
os predica diferente evangelio del que habéis recibido, sea anatema.
I. Ir en pos
de Jesús implica una DECISIÓN PERSONAL.“Si alguno quiere venir en pos
de mí,…”
Esta
decisión no debe ser producto del chantaje, de la manipulación, ni por las
ofertas engañosas de magos espirituales
modernos que la persona debe venir al Señor, es por voluntad propia.
El Señor acababa de hacer un anuncio muy
fuerte, les declara a sus discípulos acerca de los sufrimientos que le
sobrevendrían, Pedro trata de detenerlo, a lo cual el Señor le reprende
durante.
Jesús
parece decirle, bueno después de lo que he dicho “si alguno quiere venir en pos
de mí, ya sabe cuál es el riesgo que va a correr, así que si ustedes deciden
seguirme, la oferta que les hago es esta:
Lucas 14:26,27 Si alguno viene a mí, y no aborrece a su padre y madre, a su mujer e hijos, a sus hermanos y hermanas, y aun hasta
su propia vida, no puede ser mi discípulo.…
II. Ir en pos
de Jesús implica ABANDONAR SU VIEJA NATURALEZA DE VIVIR. “niéguese
a sí mismo”
Es cierto
que venimos a Jesús arrastrando tras sí, un naturaleza pecaminosa que muchas
veces nos negamos a abandonar. Aquellos placeres mundanos, las riquezas, el
poder, la gloria, la fama, el amor a lo material, son cadenas que nos impiden
tener una relación plena con Jesús. Eso que ocupa un lugar importante en
nuestra vida, lo más preciado que consideramos, debemos de abandonarlo, eso significa
negarnos a nosotros mismo, porque de eso se compone nuestra humanidad pecadora.
Pablo lo plasmo muy bien en su carta a los romanos:
Romanos 8:13 porque si vivís conforme a la carne, habréis de morir; pero
si por el Espíritu hacéis morir las obras de la carne, viviréis.
No podemos seguir a Jesús y continuar practicando
nuestras viejas costumbres, no podemos seguir aferrados a los deseos que antes
teníais -dice en otra parte de la Escritura.
Colosenses 3:5 Por tanto, considerad los miembros
de vuestro cuerpo terrenal como muertos a la fornicación, la impureza, las
pasiones, los malos deseos y la avaricia, que es idolatría.
III. Ir en pos
de Jesús implica ASUMIR UN COMPROMISO INELUDIBLE DIARIAMENTE. “tome
su cruz cada dia”
Seguir a Jesús
no es una cuestión momentánea ni para ocasiones especiales, debe ser una
búsqueda constante de entender su voluntad para nuestra vida. Es tomar nuestra
propia cruz, que no será tan pesada como la de Jesús, pero es la demanda de
Dios. Cada día, con cada amanecer, vendrán nuevas situaciones, problemas
familiares, conflictos, pruebas y toda clase tentaciones las cuales tendremos
que llevar si realmente queremos ser discípulo de Cristo.
Mateo 10:38,39 Y el que no toma su cruz y sigue en pos de mí, no es digno
de mí.…
IV. Ir en pos
de Jesús implica ACEPTAR SU LLAMADO PARA AVANZAR “y
sígame”.
No
solamente es mi decisión de seguir, tampoco es renunciar a su vieja naturaleza,
ni asumir el compromiso y quedarse estancado con una decisión a cuestas, un
compromiso y una cruz sobre los hombros y no avanzar. Es necesario avanzar,
seguir los pasos de Jesús, pisar sobre sus huellas para no perdernos en el
camino, para sentir su compañía.
Seguir a
Jesús es ir muy cerca de él, es no perderlo de vista, es transitar la senda del
dolor del sufrimiento, del martirio del oprobio, de los vituperios, de las ofensas..
Si queremos ser fieles discípulos de Cristo, es necesario que aceptemos sus
demandas.
CONCLUSION
Si queremos formar el carácter de Cristo en nuestra
vida, tenemos queaceptar sus demandas. Es parte del proceso para nuestro desarrollo y crecimiento
espiritual. Cada demanda de Jesús para nosotros, tiene sus
implicaciones y sus riesgos.La decisión de seguir a Jesús es personal, no es
forzada.
Renunciar a nuestra vieja manera de vivir es uno de
los requisitos del discípulo de CrisTomar la cruz es asumir el riesgo de todo lo que
pueda venir en nuestracontra y soportarlo por amor a Cristo.Seguir a Jesús, es avanzar hacia la meta, sin
importar las circunstancia que puedan venir.