lunes, 7 de mayo de 2012

INTEGRIDAD TOTAL


REFLEXION PARA HOY:
POR MISAEL REYES
INTEGRIDAD TOTAL


BASE BIBLICA: Génesis 39: 9, “… ¿Cómo, pues, haría yo este gran  mal,  y pecaría contra Dios?
La vida  de José, constituye uno de los ejemplos más hermosos de integridad, para la vida de jóvenes y adultos. Su rectitud le hizo merecedor de grandes privilegios.
Fue víctima de una componenda entre  sus hermanos para matarlo. Fue lanzado en una cisterna y posteriormente vendido a una compañía de “…ismaelitas que venía de Galaad, con camellos cargados de aroma, bálsamo y mirra, que llevaban a Egipto” (Gen 37: 25) 
“En Egipto, los ismaelitas lo vendieron a Potifar, oficial del faraón y capitán de la guardia” (37: 36)
“Potifar lo hizo mayordomo de su casa y entrego en su poder todo lo que tenia, tanto en la casa como en el campo” (39:4)
La integridad de José se pone de manifiesto en diferentes aspectos de su vida.  Primero,  obediencia a su padre cuando este le comisiona para visitar a sus hermanos que apacentaban la ovejas en Siquem. Aunque era el más pequeño de todos obedeció el llamado de su padre: “…aquí estoy” (37: 13)
Segundo, amaba a sus hermanos. Buscaba a sus hermanos se intereso por ellos. No le importaba el peligro del camino, solo quería encontrar a sus hermanos porque los amaba con integridad.  (37: 16)
Tercero, administraba con integridad. José hallo gracia ante los ojos  de Potifar y este le nombro mayordomo de su casa y de todo lo que tenia. (39: 4)
Cuarto, temor de Dios. Ante la insinuación de la esposa de Potifar para que José durmiera con ella, este se rehusó y dejo sus ropas y salió huyendo. (39: 9)
Quinto, soporto las mayores pruebas sin renunciar a sus convicciones. José paso por una serie de pruebas muy severas y de todas ellas salió victorioso porque Dios tenía un plan maravilloso para su vida.
Dios premia a sus hijos que le sirven con integridad. El se complace con aquellos que a pesar de las pruebas, mantienen sus convicciones y se aferran fielmente a el.
Muchos queremos servir a Dios en la bonanza y vivir  la comodidad de una vida sin pruebas, pero las pruebas,  es el camino que indudablemente Dios ha escogido para templar nuestra fe y para hacer posible sus promesas. Asi que si te encuentras en el camino de las pruebas, glorifica a Dios y no cedas, que Dios te elevara por encima de cualquier situación para tu bendición y la de otros. ¡Solo ten fe y créelo!

domingo, 6 de mayo de 2012

¿CONTRADICCIONES?


POR: MISAEL REYES
Indudablemente que el que mueve los hilos de la historia, es Dios. De eso no tengo la menor duda. ¿Que resulta incomprensible su actuar en muchas ocasiones? También es cierto. Ese es su carácter, y propio de su soberanía y  sus atributos; y allí nuestras apreciaciones y lo que podamos opinar, pensar o discrepar de sus actuaciones, quedan sin fundamentos, “porque sus pensamientos no son vuestros pensamientos y sus caminos son vuestros caminos”
Cuando leemos la historia de Abraham, de Isaac y de Jacob, en nuestra percepción humana, nos sorprende el hecho de que el comportamiento de ellos como que no se correspondía con el carácter santo de Dios. Hay en toda esta historia, una mezcla de aparentes mentiras, engaños, chantajes y conflictos. Solo bastaría citar algunos ejemplos:
CASO 1. Mentira.
Génesis 12:13 “…Por favor, di que eres mi hermana, para que gracias a ti me vaya bien y me dejen con vida”.»
CASO 2. Mentira.
Génesis 20: 2, “Abraham decía que Sara, su esposa, era su hermana…”
CASO 3. Conflicto.
Génesis 21:10, “…echa a esta sierva…”
CASO 4. Conflicto.
Génesis 25: 22, “…los hijos luchaban dentro de ella…”
CASO 5. Chantaje.
Génesis 25: 31, “…véndeme en este día tu primogenitura.”
CASO 6. Mentira.
Génesis  26: 7, “…él respondía que ella era su hermana…”
CASO 7. Engaño.
Génesis 27: 10, “…y él lo comerá, para que te bendiga antes de su muerte”.
CASO 8. Envidia, Conspiración Secuestro, homicidio
Génesis 37: 11, 19,”…matémoslo y echémoslo en una cisterna…”
CASO 9. Adulterio
Génesis 38: 18, “…se llego a ella y ella concibió de el…”
Cuando llegamos al final del capítulo de esta historia, los pensamientos y los juicios que hicimos de Abraham y de Isaac por sus medias verdades, de Jacob por su chantaje, de Sara por su engaño, de los hermanos de José por su envidia, de Judá por su adulterio; tenemos que reconocer,  que ellos no eran más que instrumentos de Dios para bendición y continuidad de una promesa hecha por el mismo Dios a Abraham. ¿Qué Dios aprueba las cosas ilícitas? ¿Que podemos nosotros tomar como norma de vida los ejemplos de ellos? En ninguna manera.
¿Contradicciones de Dios? De ninguna manera, el actúa por caminos misteriosos. No lo entendemos, pero aceptemos su soberanía y sus designios en nuestras vidas.
Hay muchas cosas que no vienen según nuestros deseos o por donde nosotros queremos que lleguen, pero vendrán a la hora y en el tiempo y a la manera de Dios, y serán para nuestra bendición.

sábado, 5 de mayo de 2012

AFLICCIONES


Hay muchas cosas que pueden quitar la paz de nuestra vida, que puede debilitar nuestra fe, que pueden hundirnos en la desesperación, que pueden incluso, hacernos sentir desilusión con Dios. El libro de los salmos, abunda en expresiones de gentes que sentían que sus vidas estaban siendo víctima del desaliento, la enfermedad, de los temores, del ataque de enemigos, en sí, sentían en sus vidas, la lejanía de Dios. 
VEAMOS: 
6: 2, Ten misericordia de mí, Jehová, porque estoy enfermo; 
sáname, Jehová, porque mis huesos se estremecen. 3 Mi alma también está muy turbada; y tú, Jehová, ¿hasta cuándo? 
7: 6, ¡Levántate, Jehová, en tu ira! ¡Álzate en contra de la furia de mis angustiadores y despierta en favor mío el juicio que mandaste! 
10: 12, ¡Levántate, Jehová Dios, alza tu mano! ¡No te olvides de los pobres! 

En estos y muchos otros salmos mas, lo que encontramos son quejas, lamentos, reclamos, llamados de auxilio y hasta frustraciones. Para muchos de ellos, Dios estaba dormido y no aparecía por ningún lado cuando ellos requerían de su ayuda y de su beneficio. 
De seguro que tú alguna vez, has sentido la soledad, has sido presa del temor del miedo, de la enfermedad y hasta de la muerte, y seguro han cruzado por tu mente un sinfín de preguntas: ¿Por qué a mí? ¿Qué es lo que quieres conmigo Señor? y te has desalentado, incluso has pensado renunciar a tu vida de fe, alegando que tú que le sirves a Dios, pasas por tantas dificultades y otros que hacen lo malo, andan más que bien, que no les pica ni mosquito. 
Déjame recordarte que todos los siervos y todas las siervas de Dios que han puesto los pies sobre esta tierra, repito, todos pasaron por momentos difíciles y dramáticos, no eres la única persona. Abraham, Isaac, Jacob, José, Moisés todos han transitado la senda del desierto de las afliciones y de duras pruebas. 
El pueblo de Israel cuando Dios con mano fuerte lo saca de la esclavitud de Egipto, no los llevo en aviones a la tierra prometida, los llevo por medio del desierto donde fue sometido a duras pruebas, tan fuertes, que ellos anhelaban volver otra vez a Egipto y no seguir en ese desierto, ¿Qué te parece? 
¿Qué contradicción verdad? Cuanto costó a Dios liberar al pueblo para que ahora que ha alcanzado su liberación, lo introduzca a través de un desierto hostil, plagado de miles de peligros. Dios pudo de una vez por todas, utilizando su poder sobrenatural, llevar a su pueblo a la tierra de las bendiciones en una nube y aterrizar en la tierra prometida, pero no fue así, su propio pueblo, por quien el estaba dispuesto a todo porque lo amaba, lo hizo pasar por este desierto de las aflicciones. Y nos preguntamos, ¿Cuál fue el propósito? 
Dios quería dejar a las futuras generaciones un ejemplo de lo que implica seguirlo a él. No es una vida de comodidades la que Dios nos ofrece, el nos dice que es necesario que pasemos por diferentes pruebas y que nuestra fe, debe ser probada como el oro. 
El pueblo en el desierto paso por diferentes etapas en su jornada, y en cada etapa, encontraban un problema diferente, nunca se nos dice que el pueblo llego al lugar que se habían fijado como meta, solo lo que encontraban era una maraña de problemas: falta el agua, la comida, no tienen ropas ni zapatos, murmuran, riñen unos contra otro, cuestionan las decisiones de Dios. Esa fue la vida en el desierto. 
Igualmente, cada creyente en Cristo tiene por delante ese desierto y que necesariamente tiene que cruzar para llegar a la tierra de provisión. En esa jornada, el creyente tiene que pasar por diferentes etapas. Es en ese desierto donde te formaras para la vida eterna, esa es la escuela preparatoria, es la primaria, es tu liceo, es tu universidad es tu grado de especialización. 
Así que no te desanimes cuando te encuentres envuelto en tantas aflicciones. Tengo una palabra de Jesús que quiero compartir contigo. Aunque su primera parte no es muy alentadora, la segunda parte si es de estimulo y de mucha esperanza para los que viajamos a través de este desierto de pruebas. Dice Jesús en su palabra: “…En el mundo tendréis AFLICCIÓN…: 
No es una buena oferta para quien se inicia en un trabajo, tampoco para los que decidimos seguir a Jesús. Todos los que se acercaron a Jesús para seguirlo, el Señor siempre le hacia estas recomendaciones: “el que quiera venir en pos de mi, niéguese a sí mismo, tome su cruz y sígame” 
Esa era la condición para todos. Así que quien quería seguirlo debía tener la certeza que su vida de allí en adelante, seria sometida A DURAS PRUEBAS. Pero no te desanimes cualquiera sea la prueba porque el promete: “…mas CONFIAD, yo he vencido al mundo”.(Jn 16: 33) 

viernes, 4 de mayo de 2012

FUEGO EXTRAÑO

POR MISAEL REYES

TEXTO: Levítico 10: 1, 2

“Nadab y Abiú, hijos de Aarón, tomaron sus respectivos incensarios, y después de poner en ellos fuego y echar incienso sobre él, ofrecieron delante del SEÑOR fuego extraño, que El no les había ordenado. 2Y de la presencia del SEÑOR salió fuego que los consumió, y murieron delante del SEÑOR.”

La noticia corrió por toda la congregación de los hijos de Israel

COMENTARIOS EN EL CAMPAMENTO:

–Los hijos del sacerdote Aarón fueron “consumidos por el fuego”.
– ¿Pero qué paso?
– Bueno, ellos estaban ministrando en el altar como de costumbre, cuando de repente de la presencia del Señor salió fuego y los consumió.
- ¿Qué? ¿Nadab y Abiu? Pero si ellos estaban “UNGIDOS” para hacer ese trabajo en el tabernáculo de reunión.
– Según lo que se oye decir, fue que ofrecieron un FUEGO EXTRAÑO que el Señor no les había ordenado.

Dios había dado instrucciones sobre los más mínimos detalles sobre la forma como se debían presentar las ofrendas y como debían los sacerdotes ejercer sus funciones.

Estos muchachos, hijos del sacerdote Aarón, muy activos en el ministerio de adoracion, quisieron causar algún tipo de impresión ofreciendo un “fuego extraño” en la tienda de reunión.

Ellos habían visto “entrar y salir” a Moisés y a Aarón del tabernáculo de reunión, e inmediatamente que ellos salieron, “salió fuego de la presencia del SEÑOR que consumió el holocausto y los pedazos de sebo sobre el altar. Al verlo, todo el pueblo gritó y se postró rostro en tierra”.
Seguramente ellos quisieron repetir lo mismo a fin de causar alguna IMPRESION en la congregación. Las consecuencias de esta desobediencia, no se hicieron esperar.

Una pregunta para nuestra reflexión. ¿Qué tipo de fuego estamos ofreciendo nosotros los cristianos del siglo XXI? ¿Se agrada Dios con las cosas que les estamos ofreciendo??

jueves, 3 de mayo de 2012

CONFLICTOS

POR MISAEL REYES

TEXTO BIBLICO: GENESIS 26: 35

“… y fueron amargura de espíritu para Isaac y para Rebeca”
La vida de Isaac y posteriormente la vida de Jacob, estuvieron mezcladas de conflictos familiares. Una vida donde el engaño, el soborno, el chantaje y la envidia,  están a la orden del día y parece ser la vía para alcanzar – incluso – hasta las bendiciones.
Estos conflictos empiezan con la misma esterilidad de Rebeca, y ¡vaya que tipo de conflicto representa esto para un hogar!
Dios responde la oración de Isaac, y Rebeca concibió, pero desde el mismo vientre, los niños luchaban entre sí. La reacción de Rebeca ante este problema parece sembrar en ella la frustración y la desesperanza. En su consulta con Jehová, este le responde:
“Dos naciones hay en tu seno, dos pueblos divididos desde sus tus entrañas. Un pueblo será más fuerte que el otro pueblo, y el mayor servirá al menor” (Génesis 25: 23)
En el nacimiento de estos, se libra también una batalla que continuo de manera repetida; primero cuando Esaú cambia su primogenitura por un potaje que Jacob había preparado y más tarde, cuando Rebeca en complicidad con su hijo, engañan a Isaac para que este le diera la bendición a Jacob.
Fue una lucha por la supremacía del uno sobre el otro sin saber que detrás de todo esto, se movía la mano de Dios.
Esta lucha no ha terminado y continúa aun con nuevos protagonistas, con más fuerza, con nueva tecnología, con armas sofisticadas. Una lucha de dos pueblos que empezó en el vientre de Rebeca y que se ha extendido hasta nuestros días, y que culminara en un conflicto de proporciones gigantescas que afectara a todo el mundo.
Lo que comenzó por un simple “guisado de lentejas” se convirtió en un conflicto familiar que ha tomado dimensiones de grades proporciones y que hoy en pleno siglo XXI tienen al mundo al borde de un conflicto nuclear.

miércoles, 2 de mayo de 2012

¿QUE ESTAS OFRENDANDO?

POR: MISAEL REYES

TEXTO BIBLICO:
 GENESIS 4: 3-5


Dos hermanos, hijos del mismo padre y de la misma madre. Dos  ofrendas al mismo  Dios. Las dos ofrendas eran buenas,  pero una de ellas, ni el oferente ni la ofrenda, no eran agradables a Jehová Dios.
Solo una ofrenda, fue de olor grato ante Jehová Dios. Dice la palabra que:  “Y miró Jehová con AGRADO a ABEL Y A SU OFRENDA, pero no miró con AGRADO A CAIN NI A SU OFRENDA, por lo cual Caín se enojo en GRAN MANERA y DECAYÓ su semblante”.
El asunto de la ofrenda es una cuestión muy delicada. Muchas alusiones se hacen en la Biblia de cómo presentar ofrenda a Dios.
En Mateo 5: 23, 24 dice “por tanto, si traes tu ofrenda al altar y allí te acuerdas de que tu hermano  tiene algo contra ti, deja allí tu OFRENDA delante del altar y VE, y RECONCILIATE primero con tu hermano, entonces VUELVE Y PRESENTA tu ofrenda”

Aquí  hay una formula sencilla  que debemos observar al presentar nuestra ofrenda  a Dios.
No es la cantidad de la ofrenda la que agrada a Dios, es la calidad, la sencillez y humildad de corazón con que se hace.
En nuestra época moderna, parece ser que este concepto se ha cambiado. Muchos piensan que con sus ofrendas podrán exigirle a Dios beneficios. Inmensas maratónicas se realizan por tv, donde se les prometen a los hermanos que las cosas no serán las mismas después que la persona pase al altar y haga su pacto de ofrendar. 
Caín pensó que su ofrenda sería la mejor, y paso al altar a presentar su ofrenda,  pensando tal vez, que con eso tendría a Dios de su lado, pero se equivoco. Dice la palabra: pero no miró con AGRADO A CAIN NI A SU OFRENDA, por lo cual Caín se enojo en GRAN MANERA y DECAYÓ su semblante”

 Esto no funciona de esa manera, además es un concepto que no tiene ninguna fundamentación bíblica. Hay que tener mucho cuidado con las motivaciones que tienes para ofrendar, porque muchas veces pueden revertirse en maldiciones,  (Ananías y Safira)  cuestiones negativas y pecaminosas en tu vida. ¿Como estas ofrendando?  ¿Agrada tu ofrenda a Dios? ¿Das para que Dios te devuelva el doble? ¿O lo haces como un acto de agradecimiento a Jehová Dios?

martes, 1 de mayo de 2012

EL ESPEJO DEL ALMA

Este es el segundo escrito del pastor JULIO RUIZ. El pastor Julio junto a su esposa Carmen ejerceieron su ministerio en  Vancouver, Canada,  por unos 9 años.  Ahora estan en Virginia, EE.UU por casi 6 años, pastoreando en Columbia Baptist Church de la ciudad de Falls Church.
  POR: JULIO RUIZ 
Santiago 1:19-27

INTRODUCCION: El espejo es el lugar donde vamos por lo menos una vez veces al día para ver nuestros rostros. Algunos lo hacen con más frecuencia, dependiendo de su necesidad para verse mejor. Pero la verdad es la misma. El espejo no miente. Por más que nos adornemos, el reflejo de lo que de allí sale será el mismo. A través de los años la verdad revelada en el espejo será mayor. Nos mostrará una cara más arrugada. Unas ojeras más abultadas. Una cabeza más pelada o un cabello más gris. Pero quiero decirles que “si nuestro hombre exterior se va desgastando”, nuestro hombre interior puede cambiar su imagen cada vez que nos vemos en el “espejo del alma”, la palabra de Dios. La palabra de Dios, en efecto, es el espejo moral que el Espíritu Santo usa para que podamos vernos como realmente somos. Por cierto que esa vista que obtenemos no es sobre la base de nuestra propia experiencia, o de la opinión de otros, sino en la forma como finalmente Dios nos ve. Pero a diferencia del espejo, donde nos miramos la cara, no vamos con frecuencia al “espejo del alma” para ver allí el reflejo de nuestra condición espiritual. La verdad dolorosa es que no se está leyendo la Biblia. Y no es porque no se tenga una Biblia. La Biblia está presente en casi todos los hogares cristianos. El problema es que no se lee y se aplica. Así que el asunto no es que la Biblia sea irrelevante, sino que no se acaba de leer, comprender y aplicar a la vida diaria. Hay una gran urgencia por volver a la palabra según la visión de Santiago. El énfasis del medio hermano de Jesús es convertir lo que oímos en una práctica cotidiana. Necesitamos vernos en este “espejo del alma” para cambiar nuestras vidas.

I. LA PALABRA DE DIOS COMO ESPEJO DEL ALMA NOS INVITA A DARLE LA BIENVENIDAD CON HUMILDAD (vv. 19-21)

Una bienvenida como si se tratara del mejor huésped en la vida. Aquí Santiago nos dice: "recibid con mansedumbre" o "aceptar con humildad la palabra sembrada en ustedes". La palabra traducida como "recibir" significa literalmente "dar la bienvenida". ¿Cómo hacerlo?

1. Aprendiendo a escucharla bien. Tenemos que ser rápidos para escuchar la Palabra de verdad. "Veloz o rápido para oír" es una referencia para tener un oído alerta. Santiago no está hablando de oír con nuestros oídos físicos la palabra de Dios, sino escuchar lo que Dios nos dice por ella. "Pronto para oír", describe un corazón atento, escuchando lo que Dios quiere decirnos. Aquí hay algo que debe afirmarse. A menudo Dios está tratando de comunicarse con nosotros. Pero pudiera ser que mis oídos físicos escuchen su Palabra y, sin embargo en realidad no oírla. No basta concentrarse en los hechos, debemos poseer un una actitud correcta de nuestro corazón al escuchar los hechos. Pero ¿cuáles son las cosas que nos impiden escuchar?

2. Una lengua no controlada: " tardo para hablar". Una de las cosas que nos impide escuchar es que tenemos que ser lentos para hablar. No se puede ser un buen oyente si usted está hablando todo el tiempo. Cuando Dios repartió las partes del cuerpo, nos dio dos oídos y una boca. Eso tiene que decir algo. No nos dio dos bocas y un oído. A menudo, no oímos lo que alguien nos dice, porque no estamos escuchando. Considere el caso de nuestras esposas. Ellas nos hablan e insisten sobre algo que es importante, pero como no le prestamos atención a lo que nos dice, tenemos que volver a preguntarles después. No somos rápidos para escuchar cuando se trata de poner atención a lo que otros están tratando de decirnos. Así actuamos con Dios.

3. Una actitud calmada: “lento para la ira" La segunda cosa que tenemos que hacer es cultivar un espíritu apacible. Santiago nos dice que debemos ser “lentos para la ira” porque en "la ira del hombre no obra la justicia de Dios". El enojo es contrario a la vida justa que Dios quiere. Así que necesitamos calmarnos. Cuando usted se enoja, usted no puede comunicarse con coherencia. Seguramente usted me dirá, “lo sé, lo intento, pero a veces no puedo”. ¿Sabía usted que estar molesto con lo que se oye puede bloquear toda la capacidad que poseemos para escuchar, especialmente cuando se trata de una palabra nueva relevante de Dios? Si no calmamos el espíritu y dejamos que Dios nos hable a través de su palabra, incluso cuando esa palabra es incómoda, no podremos escuchar. Cuando estamos enojados, estamos cerrados. Es un hecho que Dios no podrá hablarnos cuando hay una actitud de enojo en el corazón. La ausencia del enojo nos proporciona oídos claros para escuchar la voz de Dios. ¿Se enoja con frecuencia?

4. Una vida limpia: “desechando toda inmundicia y abundancia de malicia". La palabra "inmundicia", de donde nos viene la palabra “basura”, tiene que ver con una raíz griega que significa "cera del oído”. Más descriptivo no podría ser este cuadro. Así como no podemos oír con nuestros oídos llenos de cera, tampoco podemos recibir la palabra de Dios con nuestras vidas llenas de pecado. La recomendación de Santiago es deshacer todo lo que conocemos en nuestra vida que nos impide escuchar a Dios. ¿Cuáles son las cosas que necesitamos deshacernos para escuchar la voz de Dios? A nuestra vida le puede pasar como a nuestras casas. Cuántas cosas se guardan que a la larga hay que desecharlas porque es basura y sin utilidad. ¿Cómo recibimos la Palabra? Tenemos que desarrollar una capacidad de escuchar la Palabra de Dios. Tenemos que desarrollar una lengua controlada y un espíritu controlado para recibir la Palabra de Dios. Por último, necesitamos desarrollar una vida limpia, en obediencia a la Palabra de Dios.

II. LA PALABRA DE DIOS COMO ESPEJO DEL ALMA NOS INVITA A SER HACEDORES DE ELLA VV. 22-25

Santiago es un abanderado en el evangelio práctico. Bien pudiéramos decir que el llamado de toda su carta se resume en estos textos. Aunque es bueno oír palabra, eso no basta. Hay que ser “hacedores de la palabra”. Para ello el autor nos plantea tres requisitos indispensables.

1. Debemos hacer un examen. Santiago nos invita a ir a la palabra para mirarla con atención (v. 25). Hay dos formas cómo nos acercamos a la palabra de Dios. Una es para mirarla y luego acostarnos, por aquello de tener una conciencia tranquila. La otra es cuando la miramos atentamente; eso plantea un estudio serio, detenido, buscando que Dios nos hable. Para ello necesitamos investigar cuidadosamente la palabra a manera de examen. El sentido de la palabra es “mirar atentamente” o “agacharse y mirar fijamente”. Es la mirada de Pedro, Juan y María al llegar al sepulcro y verlo vacío. Tuvieron que agacharse para comprobar que Jesús había resucitado de los muertos (Juan 20:5, 11). Esto es lo que debemos hacer cuando vamos a la palabra de Dios. No debo limitarme a un simple vistazo; debo “agacharme” para mirar la palabra. Tome el ejemplo del espejo. Cuando usted va a él se da una simple mirada, pero si descubre algo raro o extraño en su rostro, usted presta atención a lo que está viendo.
Alguien ha dicho que debiéramos leer la Biblia como una carta de amor. ¿Qué es lo que usted hace cuando tiene esa carta en su mano? La lee una vez y vuelve a leer otra vez. En ella usted percibirá el color de las palabras, el orden de las frases, y el peso de las oraciones. Simplemente porque usted está enamorado. ¿No sería interesante enamorarse así de la palabra de Dios?

2. Debemos hacer una reflexión. Santiago nos dice que no sólo debemos mirar fijamente en la palabra, sino que debemos reflexionar acerca de la palabra. Sigamos viendo el v. 25; mire lo que dice: "Mas el que mira atentamente en la perfecta ley, la de la libertad, y persevera en ella, y no es un oidor olvidadizo, sino hacedor de la obra, éste será bienaventurado en lo que hace”. ¿Quién es el hombre bienaventurado de acuerdo a lo que Santiago dice? El que persevera en la palabra. La idea es de seguir buscando en la palabra. Necesitamos retener lo que oímos y leemos. Si no me detengo y reflexiono acerca de lo que he estudiado, no seré capaz de tomar las decisiones correctas a la que me enfrento todos los días. Es la reflexión en la palabra la que me previene de las tentaciones. Recordemos que fue Jesús quien usó la palabra de Dios para hacer frente a las tentaciones de Satanás cuando fue llevado al desierto. No conozco un mejor recurso para enfrentar la tentación que la palabra de Dios y la oración. Ya el salmista había dicho "En mi corazón he guardado tus dichos para no pecar contra ti” (Sal. 119:11). Solo la reflexión, meditación, memorización y aplicación de la palabra nos ayudará a ser victoriosos.

3. Debemos dar una respuesta a ella. Si yo solo la escucho, la siento, la admiro, me redarguye, me reprende… pero no la aplico; eso es, no soy una hacedor de ella, estoy siendo engañado siempre. Pero cuando la aplico, estoy siendo bendecido por ella. La aplicación es mi respuesta a la palabra. Así que, si usted no está dispuesto a ser un hacedor de la palabra, no espere ser bendecido por ella. Hay demasiadas personas que piensan que pueden recibir la bendición de Dios sin ser obediente a la Palabra de Dios. La figura de la palabra como espejo resume la necesidad de no ser “oidor olvidadizo”. Sweeting George en uno de sus libros habla de la belleza de una princesa africana. Cuenta que ella vivía en el corazón de la selva y durante años su papá le había dicho a todos que su hija era la mujer más bella de toda la tribu. Pero ella nunca tuvo un espejo para verse a sí misma, aunque estaba convencida de su belleza sin igual. Un día, cuando un grupo de exploración viajó a esa parte del África, se le dio un espejo a la princesa, como un regalo. Por primera vez ella fue capaz de ver su propio rostro. Cuando se vio, inmediatamente rompió el espejo. ¿Por qué? Porque por primera vez supo la verdad. No era tan bonita como se lo habían dicho. Mis amados, el espejo no miente. “El espejo del alma” nos dice como vivimos.

III. LA PALABRA DE DIOS COMO ESPEJO DEL ALMA NOS REVELA LA VERDADERA RELIGIÓN vv. 26-27

¿Sabe usted cuál es la religión verdadera? Santiago la presenta en estos textos.

1. La religión que guarda la lengua. ¡Así es hermano! Santiago, como solo él sabe decirlo, nos asegura que la "religión no sirve para nada" a menos que nuestra "lengua" se mantenga controlada. Al principio de este mensaje hemos dicho que debemos ser lentos para hablar, pero pronto para oír. Por supuesto que el planteamiento de Santiago acá es un poco diferente. Lo expresado es para que controlemos ese órgano, que aunque muy pequeño, enciende todo un bosque. Es un llamado a controlar lo que decimos, a no ser sueltos en el hablar, porque “En las muchas palabras no falta pecado: Mas el que refrena sus labios es prudente” (Pr. 10:19). Santiago nos está exhortando que si podemos aprender a controlar nuestra lengua, podemos aprovechar la mayor parte de nuestro comportamiento hacia otros. Esta es la religión pura.

2. La religión que vela por otros. Él que dice que es muy religioso, o muy espiritual, debiera "visitar a los huérfanos y a las viudas en sus tribulaciones”. En otras palabras, vivir la palabra de una manera práctica significa que nos preocupamos por los demás. Santiago va a decirnos después que la “fe sin obras está muerta”. La vida cristiana que no traduce sus creencias en acciones está en el orden de una fe muerta. Cuando Cristo dijo: “Mas bienaventurado es dar que recibir”, estaba dejándonos una de sus más ricas enseñanzas. Nos acostumbramos tanto a recibir que perdemos la capacidad de dar. Pensamos tanto en nosotros, y en nuestras necesidades, que nos olvidamos de este mandamiento del Señor. La gente que le importa a Dios, debe importarles a los demás en sus necesidades. Los huérfanos y las viudas son la mayor representación de la necesidad según la Biblia. La religión verdadera no se queda en el mero culto. Jesucristo dijo: “Así alumbre vuestra luz delante de los hombres, para vean vuestras buenas obras, y glorifiquen a nuestro Padre que está en los cielos” (Mt. 5:16). Esa es la religión “pura y sin mancha”. ¿Cómo es su religión? ¿Podrá pasar la prueba de Santiago?

3. Hay que guardarse sin mancha. Este pasaje no podía terminar mejor. El llamado a “guardarse sin mancha en el mundo” es como el corolario de este tema sobre el “espejo del alma”. Bien podíamos decir que si hacemos realidad lo anterior expresado: oír la palabra y hacerla, el resultado será una vida limpia del pecado y sus consecuencias. Hay que mantener una vida limpia. Una y otra vez este es el mensaje que más se nos exige a los hijos de Dios. El descuido en esto es lo que nos lleva a la ruina espiritual. La falta de esa limpieza es lo que nos hace creyentes desobedientes, desleales, sin frutos y sin impacto donde nos movemos. He aquí un fuerte llamado a cuidar lo que oyen nuestros oídos, lo que entra al corazón y lo que sale de nuestra boca. Así que ¡mire lo que haga! ¡Cuidado con lo que permites a tu cuerpo! No dejes que nada te impida tener un corazón puro y una mente limpia.

CONCLUSION: Hagamos una revisión final de lo que hemos dicho. De todo lo que hemos escuchado, ¿Qué tan listo estamos para ponerlo en práctica? ¿Cómo nos ha hablado Dios en este día? ¿Qué tan dispuesto estamos para oír y qué tan lento para hablar? ¿Estamos preparados para controlar la ira, lengua y actitudes? ¿Qué hay de dejar toda inmundicia y abundancia de malicia en nuestras vidas? ¿Hasta dónde somos verdaderos cristianos al practicar la autentica religión basada en el evangelio que desciende a otros como el buen samaritano? ¿Tomo en serio el mantenerme sin mancha en este mundo? ¿Soy un hacedor de la palabra o un oidor olvidadizo? La Biblia como “espejo del alma” me confronta de esa manera. ¿Cómo salgo al mirarme en ella? Si ella revela que hay algo extraño en mi vida, debo dejar que ella me limpie. Recuerde que la palabra de Dios tiene la misión de limpiarnos para que vivamos santamente. ¿Cuál será nuestra respuesta? Santiago nos hace esta invitación: “Por lo cual, desechando toda inmundicia y abundancia de malicia, recibid con mansedumbre la palabra implantada, la cual puede salvar vuestras almas” v. 21. Reciba hoy esta palabra para la limpieza y salvación de su alma.