Mostrando entradas con la etiqueta ENTREGA. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta ENTREGA. Mostrar todas las entradas

martes, 18 de septiembre de 2012

SI PARA MÍ EL VIVIR ES CRISTO ÉL DEBE SER MI GALARDÓN AL FINAL (3ra.Parte)



Por: Pastor Julio Ruiz

IV. SI PARA MÍ EL VIVIR ES CRISTO ÉL DEBE SER MI GALARDÓN AL FINAL

1. El morir es ganancia. Solo para quien el “vivir es Cristo”, el morir será una ganancia. Escuchamos a la gente decir que la muerte de alguien fue una gran pérdida. Esto puede ser así si hablamos de lo indispensable que era la persona a su familia, al negocio o a la sociedad. De modo que en este sentido la muerte no es una ganancia. Por otro lado, para quienes la muerte es un presagio para ser enfrentado, no puede resultar una ganancia. Pablo no vio la muerte como un destino incierto; como ir a algún lugar donde no se tiene un punto de llegada. Contrario a esto, él sabía que la muerte era como una “partida”. Él llegó a ver la vida y la muerte como dos asuntos extraordinarios. Si algo le motivaba quedarse era para ayudar a sus hermanos. Pero reconoció que estar con Cristo era muchísimo mejor. Así concibió Pablo la muerte. Era la partida para estar con Aquel que se le apareció en el camino de Damasco en todo su esplendor y gloria. Si alguien vive para Cristo, la muerte no es sino el puente para entrar en el gozo del Señor.

2. Hay una corona para el final de la carrera. Nadie podrá ser coronado sino llega a la meta. Muchos quieren una corona sin haber luchado legítimamente. El creyente será premiado de acuerdo a como haya vivido. Las coronas son el resultado de un gran esfuerzo. Note que después que Pablo afirmó haber pelado la “buena batalla” y haber “guardado la fe”, terminó hablando de lo que le esperaba una vez que llegara a la presencia del Señor; así se expresó: “Por lo demás, me está guardada la corona de justicia, la cual me dará el Señor, juez justo, en aquel día; y no sólo a mí, sino también a todos los que aman su venida” (2 Timoteo 4:6-8).

CONCLUSIÓN: “Para mí el vivir es Cristo” fue dicho por un hombre que tuvo todas las credenciales y la autoridad después de su conversión. Su vida estuvo llena de Cristo, por lo tanto nadie podía recriminarle el haber dejado su fe. Nunca se avergonzó de él, y hasta tuvo el coraje de pedir que nadie le molestara por cuanto él traía consigo las “marcas de Cristo” sobre su cuerpo. Feliz el creyente que pueda decir que en todo lo que hace, piensa, ve, oye, escribe, trabaja… su vivir es Cristo. ¿Podemos decir sin reservas “para mí el vivir es Cristo, y el morir es ganancia?”. 

domingo, 19 de agosto de 2012

TODO POR CRISTO




Por: Misael Reyes

Cita Bíblica:

1ª Corintios 2: 2. Pues me propuse no saber entre vosotros cosa alguna sino a Jesucristo, y a éste crucificado.

Cuando la posición social, el interés personal y cualquier otra gloria terrena suplanta los altos ideales del evangelio de Cristo, nuestro testimonio se torna vacio e incoherente con lo que profesamos.

El apóstol Pablo es un ejemplo de lo que es vivir una vida cristiana en integridad y rectitud. El cambio que produjo la presencia misma del Señor en su vida, se evidencia en la transformación de su propia vida personal y espiritual y en la contundencia de cada una de las acciones que a partir de ese momento realizo por la defensa y confirmación del evangelio.

Por su vasto conocimiento y su celo  por ley, recibe autorización de las autoridades religiosa de su tiempo para exterminar a todos los que profesaban creer en Cristo. Pero más tarde, este hombre que se preciaba de poseer poder, conocimiento, riquezas y tantas otras prebendas más que dan los poderes terrenales, lo encontramos haciendo declaraciones tan serias y firmes e impactando con su testimonio personal a toda una nación. Era tanta la fe y la certeza que Pablo tenía en Jesús y su palabra que se atrevía a hacer declaraciones tan firmes.

Filipenses 3:7, 8  Pero cuantas cosas eran para mí ganancia, las he estimado como pérdida por amor de Cristo. 

Para Pablo, por  encima de cualquier bien material o cualquier conocimiento científico o poder terrenal, estaba  su amor y lealtad a Cristo, y continuaba diciendo,

Y ciertamente, aun estimo todas las cosas como pérdida por la excelencia del conocimiento de Cristo Jesús, mi Señor, por amor del cual lo he perdido todo, y lo tengo por basura, para ganar a Cristo, 

Que testimonio tan contundente y que convicción más  profunda de las implicaciones y las demandas de lo que significa vivir la vida cristiana plena y con propósitos tan elevados. Palabras como estas, solo pueden salir de los labios de alguien cuya fe es mas conocimiento humano,  bienes temporales y cosas efímeras.

Hoy hay muchos creyentes que quieren servir al Señor, pero no quieren asumir compromisos muy fuertes, dicen amar al Señor pero le cuesta dejar sus ataduras materiales, dicen creer en Jesús, pero les da temor testificar.

Pablo dijo a los de filipos, Pues me propuse no saber entre vosotros cosa alguna sino a Jesucristo, y a éste crucificado.1a. Corintios 2:2

Si tu anhelo de servir a Dios está dado en función del “¿cuánto hay pa’ eso?” lo mejor es que renuncies a esa idea mezquina porque no se corresponde con las leyes del reino de Jesús y en vez de ser de bendición pueden revertirse en consecuencias no agradables a tu vida.

La meta o propósito de todo cristiano es que el nombre de Cristo sea glorificado, que el testimonio y carácter cristianos, puedan reflejar al mundo la inmensidad y la soberanía de un Dios que ama y perdona.

Hay que tener mucho cuidado con las ofertas engañosas que el enemigo de Dios esta haciendo hoy a sus hijos. El mismo que tentó a Jesús ofreciéndole fama, poder y riquezas; es el mismo que hoy sigue atacando desde esos mismos frentes a los creyentes y muchos están siendo presas fáciles de sus astucias.

Es bueno y recomendable el consejo de Pablo. Nuestra convicción y nuestra fe en Cristo, debe llevarnos a asumir compromisos tan elevados y declaraciones tan firmes que estén por encima de cualquier postura o compromiso terrenal.