Por: Misael Asarias Reyes Bonilla
Texto Bíblico: Génesis 13: 3, 4
3. Y volvió por sus jornadas desde
el Neguev hacia Bet-el, hasta el lugar donde había estado antes su tienda entre
Bet-el y Hai,
4. al lugar del altar que había
hecho allí antes; e invocó allí Abram el nombre de Jehová.
Acosados por el hambre que había en la tierra, Abram vino a
Egipto para abastecerse de provisiones. Allí se presenta una no muy pequeña
dificultad con relación a Saraí su mujer que le obliga a mentir para librarse
de ser muerto por causa de ella.
Dejar el lugar de bendición, puede ocasionarnos serias
dificultades personales que pueden afectar también a otros. Estar en el lugar equivocado puede
dañar relación con Dios y afectar nuestro testimonio personal. Volver al altar
buscando la presencia de Dios es la fórmula divina para reestablecer nuestra
comunión con Dios.
De regreso a su tierra, Abram tiene que enfrentarse a la
separación de su sobrino Lot por las reiteradas contiendas entre los pastores
de ambos por los espacios.
La sabia intervención de Abram, hace posible que Lot pueda
escoger la dirección que el considero correcta.
Estas situaciones se repiten a diario, pasa asi en la
familia. Cuando los hijos ya son grandes
y comienzan a tener sus cosas y se establecen profesionalmente, ya los
espacios en su hogar de origen les queda pequeño y muchas veces terminan en riñas,
contiendas y separación.
Cuando nuestros ojos son desviados en dirección opuesta a
Dios, terminamos en un callejón sin salidas, entre personas pecadoras.
Muchas veces nos dejamos vislumbrar por lo material, por lo fantástico, por lo efímero y echamos a
un lado a Dios, y actuamos impulsados por un ansia de poder, de grandeza y
riquezas materiales que al final, arruinaran nuestra vida y hará de la familia
un verdadero caos. Igual situación ocurre en las congregaciones, cuando a los
creyentes les pica el gusanito de la grandeza espiritual, comienzan las riñas y
las contiendas que terminan en
divisiones.
Después de su problema en Egipto, Abram volvió a su tierra y
al altar e invoco allí el nombre de Dios. Eso le ayudo de manera notable en
los problemas que se le presentaron con Lot.
Cuanta falta nos hace hoy volver al altar para traer nuestras
cargas y problemas ante Dios. Es allí
donde Dios manifiesta su presencia sobre sus hijos, es allí donde podemos
sentir su paz y su dirección.